jueves, 23 de febrero de 2017

"La revolución teórica de Marx".- Louis Althusser (1918-1990)

 
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 6.- Sobre la dialéctica materialista (de la desigualdad de los orígenes)

1.-Solución práctica y problema teórico. ¿Por qué la teoría?

«El problema que planteaba mi último trabajo -¿en qué consiste la "inversión" hecha por Marx de la dialéctica hegeliana?, ¿cuál es la diferencia específica que distingue la dialéctica marxista de la dialéctica hegeliana?- es un problema teórico.
 Decir que es un problema teórico implica que su solución teórica debe dar un conocimiento nuevo, ligado orgánicamente a los otros conocimientos de la teoría marxista. Decir que es un problema teórico implica que no se trata de una simple dificultad imaginaria, sino de una dificultad que existe realmente planteada bajo la forma de problema, es decir, bajo una forma sometida a condiciones sine qua non: definición del campo de conocimientos (teóricos) en el cual se plantea (sitúa) el problema; del lugar exacto de su posición; de los conceptos requeridos para plantearlo.
 La posición, el examen y la resolución del problema, es decir, la práctica teórica en la que vamos a comprometernos, son los únicos en poder suministrar la prueba de que estas condiciones son respetadas.
 Ahora bien, en este caso concreto, lo que se trata de enunciar bajo la forma de problema y de solución teórica existe ya en la práctica del marxismo. No solamente la práctica marxista ha encontrado esa "dificultad" y ha comprobado que es real y no imaginaria, sino, más aún, dentro de sus propios límites la ha "liquidado" y vencido. La solución de nuestro problema teórico existe ya, desde hace mucho tiempo, en estado práctico, en la práctica marxista. Plantear y resolver nuestro problema teórico consiste, por lo tanto, finalmente, en enunciar teóricamente la "solución" que existe en estado práctico, aquella que la práctica marxista ha dado a una dificultad real encontrada en su desarrollo, cuya existencia ha señalado y con la cual, según confesión propia, ha arreglado ya sus cuentas. 
 En consecuencia, no se trata sino de acortar una distancia entre la teoría y la práctica. No se trata de ninguna manera, de plantear al marxismo un problema imaginario o subjetivo, de pedirle que "resuelva" los problemas del "hiperempirismo", ni tampoco lo que Marx llama las dificultades que un filósofo experimenta en sus relaciones personales con un concepto. No. El problema planteado existe (ha existido) bajo la forma de una dificultad señalada por la práctica marxista. Su solución existe en la práctica marxista. No se trata sino de enunciarla teóricamente. Este simple enunciado teórico de una solución existente en estado práctico no se produce por sí solo: exige un trabajo teórico real que, no sólo elabora el concepto específico o conocimiento de esa solución práctica, sino que, además, destruye realmente, a través de una crítica radical (llegando hasta su raíz teórica), las confusiones, ilusiones o aproximaciones ideológicas que puedan existir. Este simple "enunciado" teórico implica, por lo tanto, al mismo tiempo, la producción de un conocimiento y la crítica de una ilusión.
 Y si se pregunta: ¿por qué tantos esfuerzos en anunciar una "verdad" conocida desde hace tanto tiempo?, responderemos usando el término en su sentido riguroso: la existencia de esta verdad ha sido señalada, reconocida, desde hace mucho tiempo, pero no ha sido conocida. Ya que el reconocimiento (práctico) de una existencia no puede pasar por su conocimiento (es decir, por su teoría), salvo dentro de los límites de un pensamiento confuso. Y si se pregunta entonces, ¿de qué nos sirve plantear este problema en la teoría, puesto que su solución existe desde hace tiempo en estado práctico? ¿Por qué dar a esta solución práctica un enunciado teórico del cual la práctica ha podido prescindir hasta ahora? y, ¿qué podemos ganar que no poseamos ya en esta investigación especulativa?
 A estas preguntas podemos responder con una frase, aquella de Lenin: "Sin teoría no hay práctica revolucionaria", generalizándola: la teoría es esencial a la práctica, tanto a aquella de la cual es la teoría como a las que pueda ayudar a nacer, o a crecer. Pero la evidencia de esta frase no puede sernos suficiente, necesitamos garantizar su validez, por lo tanto plantearnos la pregunta: ¿qué entender por una teoría, esencial a la práctica? [...]
 Por práctica en general entenderemos todo proceso de transformación de una materia prima dada determinada en un producto determinado, transformación efectuada por un trabajo humano determinado, utilizando medios (de "producción") determinados. En toda práctica así concebida el momento (o el elemento) determinante del proceso no es la materia prima ni el producto, sino la práctica en sentido estricto: el momento mismo del trabajo de transformación, que pone en acción, dentro de una estructura específica, hombres, medios y un método técnico de utilización de los medios. Esta definición general de la práctica encierra en sí la posibilidad de la particularidad: existen prácticas diferentes, realmente distintas aunque pertenecientes orgánicamente a una misma totalidad compleja. La "práctica social", la unidad compleja de las prácticas que existen en una sociedad determinada, contiene en sí un número elevado de prácticas distintas. [...] La práctica social encierra, además de la producción, otros niveles esenciales: la práctica política [...], la práctica ideológica [...] y, por último, la práctica teórica.»

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