“Jantias: ¿Que cómo? Era hombre y de repente se hizo cuervo. ¿No es
fácil concluir esto: que va a levantar el vuelo de nosotros y marcharse a los
cuervos [al infierno]?
Sosias:
Después de esto, ¿no voy a contratarte por dos óbolos, a un hombre que
interpreta los sueños tan sabiamente?
Jantias:
(Dirigiéndose al público.) Ea, voy a
contar el argumento al público, pero haciendo primero una pequeña advertencia;
que no espere de nosotros nada demasiado grande, ni tampoco ninguna risa robada
de Mégara. Pues no tenemos ni un par de esclavos que tiren nueces de una
canasta al público, ni un Heracles al que le birlen la comida, ni un Eurípides
tratado otra vez con mofa. Ni porque Cleón haya brillado por pura suerte vamos
a hacerle picadillo otra vez. Pero tenemos un pequeño argumento que tiene su
intención, no más ingenioso que vosotros, pero más sabio que la comedia grosera.
Tenemos un amo, aquél, el que está dormido allá arriba, el grandote, el de
encima del tejado. Ése nos dio orden de montar la guardia por su padre, después
de que lo encerró dentro para que no asomara a la puerta. Es que su padre está
enfermo de una enfermedad rara, que nadie podría conocer ni adivinar si no lo
averiguara por nosotros. Y si no, haced conjeturas. Aminias, el hijo de
Pronapes, ahí cerca, dice que es amante de los dados: pero dice tonterías.
Sosias:
Por Zeus, conjetura la enfermedad pensando en sí mismo.
Jantias:
No es eso, pero “amante” es el comienzo del mal. (Ahí dice Sosias a Dercilo que es amante de la bebida*.)
Sosias:
En modo alguno, que esa enfermedad es de hombres de provecho.
Jantias:
Y Nicóstrato, del demo de los Escambónidas, dice que es amante de las fiestas y
los huéspedes.
Sosias:
Por el perro, Nicóstrato no es amante de los huéspedes. El amante de los
huéspedes, Filoxeno, es un marica.
Jantias:
Decís bobadas: no vais a dar con ello. Pero si queréis saberlo, callaros ahora.
Voy a contar la enfermedad de nuestro amo. Es amante de la Heliea como ninguno,
y ama esto, ser juez, y gime si no se sienta en la primer banco. De sueño no ve
en toda la noche ni una pizca. Si cierra los ojos una miga, allá se va volando
su espíritu en la noche, alrededor de la clepsidra. Por la costumbre de tener
agarrada la piedra de votar, se levanta apretando los tres dedos, como el que
pone incienso en el altar en los días de la luna nueva. Y, por Zeus, si ve
escrito en una puerta “Demo, hijo de Pirilampes, es hermoso” va y escribe al
lado “el embudo es hermoso”. El gallo, que cantaba desde el anochecer, dijo que
le despertaba tarde porque estaba sobornado y había aceptado dinero de los que
rendían cuentas. En cuanto acaba la cena grita “¡mis sandalias!” y luego se va
allí y echa un sueño muy de madrugada, agarrado al pilar como una lapa. Y
después que con su mal carácter elige para todos la raya larga, vuelve a casa
como una abeja o un moscardón, con las uñas llenas de cera. Por miedo a
quedarse sin piedras de votar, para poder hacer de juez, cría en casa una
playa. Así delira y aunque le dan consejos, cada vez juzga más. A éste es al
que guardamos con cerrojos, después de atarlo, para que no se nos escape.
Porque su hijo está abrumado por su enfermedad. Primero le daba ánimos con sus
palabras y quería convencerles de no llevar la capa corta, ni salir fuera: pero
él no hacía caso. Después, le daba baños y le purgaba, pero que nada. Luego,
quería iniciarle en los coribantes, pero él salía disparado con el pandero y se
ponía a juzgar, cayendo sobre el Nuevo Tribunal. Cuando no sacó nada de estas
ceremonias, le embarcó para Egina y luego le cogió de noche y le acostó en el
templo de Asclepio, pero al anochecer ya estaba junto a la puerta del Tribunal.
Desde entonces, ya no le dejábamos salir, pero él se escapaba por los desagües
y las claraboyas; y nosotros todos los agujeros los llenamos con trapos y los
tapamos; pero él como una corneja se ponía perchas en el muro y de allí saltaba
fuera. Pero nosotros hemos cubierto todo el patio con una red y montamos la
guardia alrededor. El nombre del viejo es Filocleón –Amante de Cleón- y el del
hijo, que está ahí, por Zeus, Bdelicleón –Odiador de Cleón-. Tiene un modo de
ser relinchantealtanero.
Bdelicleón:
(Desde la terraza, despierto ya.)
Jantias y Sosias, ¿estáis dormidos?
Jantias:
¡Ay de mí!
Sosias:
¿Qué pasa?
Bdelicleón:
¿No va a venir aprisa uno de los dos? Mi padre ha entrado en la cocina y
corretea como un ratón, la cabeza gacha. Mira no se escape por el agujero de la
bañera. Y tú, estáte junto a la puerta.
Sosias:
Eso haremos, amo.
Bdelicleón:
Señor Posidón, ¿qué ruido hace la chimenea? Tú, ¿quién eres?
Filocleón:
(En la chimenea.) Soy el humo que
salgo.
Bdelicleón:
¿El humo? Veamos, ¿de qué madera eres tú?
Filocleón:
De higuera.
Bdelicleón:
Por Zeus, el más acre de los humos. ¿No te irás al infierno? ¿Y la tapadera?
Métete otra vez: voy a ponerte encima un palo, también. Busca ahora ahí otro
truco. Pero soy desdichado como nadie: ahora me van a llamar “hijo de Ahumado”.
(Rechazado Filocleón dentro de la
chimenea, hay una pausa.)
Sosias:
Está empujando la puerta.
Bdelicleón:
Aprieta fuerte, bien, como un macho: ya voy ahí. Y ocúpate del cerrojo y vigila
no roa la bellota de la barra.
Filocleón:
(Desde detrás de la puerta.) ¿Qué
vais a hacer? ¿No vais a dejarme ir a juzgar, canallas, y va a escapárseme
Dracóntides?”
*No el esclavo, un
personaje no identificado. Como otros que se mencionan, se supone que está
entre el público.
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