lunes, 17 de agosto de 2015

"Los hechizados".- Witold Gombrowicz (1904-1969)

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 "-Todo esto me parece poco claro.
 Rosa se echó a reír.
 -¡Poco claro, eso es! Maya, dame tu palabra de honor de que guardarás el secreto y te lo explicaré todo. ¿Me lo prometes?
 -Sí.
 Le arrojó una naranja, tomó otra para sí y comenzó con la boca llena:
 -Mira, la presidenta ha fundado una asociación de ayuda mutua. ¡Dios sabe lo que imaginas! Pero no hay nada malo. Nada, más que una excelente idea de la señorita Halimska.
 De hecho, la idea era a la vez excelente e inocente. Se trataba, en términos de la señora Halimska, de un simple intercambio de servicios que unía lo útil a lo agradable.
 Los ricos industriales, negociantes y demás trotamundos que pasaban por Varsovia, buscaban de buena gana las diversiones de la ciudad, pero la mayoría no tenían las relaciones necesarias para disfrutar de ellas. A lo sumo estaban condenados a las celestinas u otras mujeres de costumbres dudosas, cuando lo cierto era que las diversiones de calidad sólo se encontraban entre la gente de mundo. Una atmósfera muy diferente.
 -Ellos aprecian nuestra compañía y nos ofrecen distracciones. Nada sería posible sin la señora Halimska. La excelente reputación de que goza la presidenta nos protege de todo compromiso. Ella tiene un tacto excepcional, un sentido perfecto de la medida justa. Debes reconocer que en ese aspecto es irreprochable. Tiene un gran don de gentes, juicio infalible y exige una perfecta educación. Ha logrado formar un equipo deslumbrante de jovencitas o de jóvenes divorciadas de buena familia. Ahora bien, una reunión de mujeres bonitas posee una gran fuerza de atracción. La prueba es que hasta ese ministro, ex ministro para ser exactos, ha ido a sentarse a nuestra mesa. La señora Halimska puede de este modo conseguir nuevas relaciones en las esferas influyentes, y llegado el momento servir de intermediaria entre personas que deseen tratarse. Saca grandes beneficios dentro de los límites permitidos, desde luego, por el decoro, porque es una mujer decente en todos los sentidos. Allí nosotras desempeñamos un poco el papel de cebo. Créeme -explicó Rosa con ímpetu-, seis o siete muchachas llenas de encanto y distinción constituyen una fuerza irresistible. Jóvenes y viejos quieren ser admitidos en nuestros círculos. La presidenta ha organizado una asociación que le significa ingresos, pero a su vez nos ayuda a subvenir a nuestros fondos indispensables. Porque salimos a menudo y debemos vestir con elegancia.
 -¿Recibís dinero?
 -En realidad, no. Pero algunas veces, sí. Si ella nos lo da es porque le prestamos servicio. No hay en ello nada malo. Todos salimos ganando. Si yo no aceptara su dinero, dependería enteramente de mis padres.
 -Si me permites un consejo, abandona esa asociación.
 -¡Qué tonta eres! Ante todo, no es una asociación. La llamamos así, entre nosotras, en broma. Además no hay nada malo en ello. Por otra parte, no tengo en modo alguno la intención de frecuentar lamentables cafés de estudiantes. Debo decirte, Maya, que le has gustado mucho a la presidenta. Ella podría encontrarte un trabajo y acudir en tu ayuda. Si has roto con Polyka, es una ocasión única.
 Le lanzó una mirada penetrante y algo inquieta.
 -Bien -dijo inopinadamente Maya.
 A Rosa le costó ocultar su asombro. Esta Maya era en verdad imprevisible. No hacía un segundo le ponía mala cara, y ahora estaba de acuerdo. Maya conservaba el rostro impasible, casi sin expresión, salvo la boca, torcida en una mueca dolorosa. De pronto bostezó.
 -Vamos a dormir.
 -De buena gana. Mañana iremos a visitar a la señora Halimska.
 La presidenta vivía en la calle del Crédito, en un apartamento espacioso, arreglado con gusto sobrio y refinado. El objetivo oficial de la visita era rogarle que encontrara un empleo para Maya, a quien circunstancias imprevistas habían puesto en una situación difícil.
 -Con mucho gusto, hija mía, eso se da por sentado. Ven mañana por la tarde al Europa, allí te presentaré a un financiero muy influyente, un amigo mío, que te facilitará mucho las cosas. Es muy natural ayudarse entre sí".    

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