martes, 16 de junio de 2020

101 dilemas éticos.- Martin Cohen (1964)

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Dilemas antisociales
Dilema 19: Contra e-Ville

  «Lorenzo y Lina odiaban a la empresa e-Ville en cualquiera de sus múltiples manifestaciones comerciales: productos alimenticios e-Ville, maderas e-Ville y, por supuesto, automóviles e-Ville. La odiaban tanto que, de hecho, se habían unido a una nebulosa organización, llamada PATEO, cuyo objetivo era organizar la resistencia contra las grandes empresas en general, y contra e-Ville en particular.
 Durante un curso especial de fin de semana, destinado a la formación de los activistas de PATEO, habían aprendido muchas cosas sobre el enemigo: la empresa e-Ville era, literalmente, inmensa. Había tomado su nombre de los fundadores de la empresa, la familia De Ville, y el prefijo "e-" era un añadido reciente para darle un toque más acorde con la era de Internet. (También PATEO significaba algo, aunque nadie parecía saber a ciencia cierta el qué. Lorenzo pensaba que debía ser algo así como "Paremos la Agresión contra la Tierra", y alguna otra cosa más, mientras que a Lina lo mejor que se le ocurría era: "Plataforma Antiglobalización Transnacional de Ecologistas Organizados"). El caso es que e-Ville era una empresa que operaba desde los Estados Unidos (aunque su sede, a efectos fiscales, la tenía fijada en una remota isla del pacífico), con una facturación superior al PIB de cualquier país de África o Sudamérica, excepción hecha de Brasil y Sudáfrica, si bien a esta última ya estaba a punto de superarla. Tenía infinidad de tentáculos. Una de sus marcas punteras a escala mundial era "Maderas Auténticas", cuyos productos de lujo se comercializaban bajo la rúbrica "genuina madera de bosque tropical" y el eslogan: "Compre hoy, mañana quizás sea demasiado tarde". Su división en el ramo de la construcción, "Presas y carreteras e-Ville", participaba en varios proyectos mastodónticos que, según indicaban los propios folletos publicitarios de la empresa, llevaban aparejados "cambios ecológicos controlados" de gran alcance: modificaciones de cursos fluviales y obras de bisección de inmensos bosques vírgenes, mediante la aplicación de los últimos avances en técnicas de asfaltado. Luego estaba "Alimentos MG", su división en el ramo de la alimentación, cuyos envasados solían llevar impreso un reclamo publicitario garantizando que su contenido respondía a "lo último en alimentos mejorados científicamente", y en cuyos hipermercados, para gran indignación de Lorenzo, podía encontrarse una amplia gama de "carnes selváticas, exóticas y singulares", entre ellas, carnes de mono y canguro, garras de tigre y, de vez en cuando, carne de koala. A otros, lo que más les escandalizaba eran las latas de delfín, jocosamente promocionadas bajo el eslogan: "Como las de atún, pero más simpáticas".
 Durante aquel fin de semana, un adusto joven de barba desgreñada explicó a los activistas que las filiales de e-Ville en el Tercer Mundo estaban involucradas asimismo en una serie de "planes de formación de menores en el entorno laboral", en virtud de los cuales una persona adulta endeudada firmaba un acuerdo con la empresa por el que se comprometía a que sus hijos realizaran un trabajo no remunerado en las fábricas de e-Ville hasta que la deuda quedara saldada. Todo esto era de dominio público, según constató Lorenzo, pero a nadie parecía importarle en lo más mínimo. A PATEO le correspondía cambiar este estado de cosas mediante campañas pacíficas de desobediencia ciudadana.
 Lo primero que hizo PATEO fue organizar una gigantesca marcha "por la justicia mundial", coincidiendo con una reunión de los accionistas de e-Ville en Nueva York. Lina y otros compañeros se disfrazaron de flores, como símbolo de la desaparición de hábitats y especies que llevaban aparejados algunos de los proyectos en los que estaba involucrada e-Ville, sobre todo los relacionados con "Alimentos MG". La convocatoria fue todo un éxito y hasta la policía de Nueva York felicitó a los organizadores por haber sido capaces de llevarla a cabo sin crear grandes trastornos en la ciudad. Pero los líderes de PATEO quedaron muy decepcionados con la repercusión que tuvo en la prensa, pues, en lugar de mostrar fotos de la interminable manifestación, o de la sentada que habían protagonizado las flores humanas frente a las "Torres e-Ville", se limitaron a publicar un suelto en el que e-Ville declaraba con altanería que la protesta de los manifestantes respondía a "motivaciones políticas" y que no cederían ante aquel intento de restringir la libertad de elección de los consumidores y de frenar el progreso.
101 dilemas éticos (El Libro De Bolsillo - Filosofía): Amazon.es ... La próxima vez -en eso todos en PATEO estaban de acuerdo- habría que hacer mejor las cosas. Ya habían probado las manifestaciones y la desobediencia civil; ahora había que pasar al desorden civil.
 El dilema que se les planteaba a Lorenzo y a Lina era si esta opción no entraba en contradicción con sus convicciones pacifistas. Pero, como les hicieron notar algunos de sus compañeros, mucho peor era la violencia que en aquel mismo momento estaba ejerciendo e-Ville.
 ¿Responder a un mal con otro, es algo intrínsecamente "inmoral"?

Dilema 20: Pateando

  La siguiente junta de accionistas de e-Ville tuvo lugar en Londres y, a su conclusión, la policía británica no halló razón alguna para elogiar a los organizadores de las protestas. A lo largo de todo el día se produjeron escaramuzas entre las fuerzas de orden público y grupos de activistas de PATEO, que, tras cubrirse con pasamontañas, se desgajaron del grueso de la manifestación y se dedicaron a llenar de pintadas los locales del grupo e-Ville, llegando incluso a hacer añicos algunas lunas. La propia Lina pudo ver cómo varios empleados de la sede central (o quizás fuera gente que pasaba por ahí, no había forma de saberlo) se acurrucaban aterrorizados ante la embestida de los manifestantes y no pudo menos de sentir lástima por alguno de ellos. Lorenzo, por su parte, se quedó muy alarmado al ver cómo lanzaban piedras contra los caballos de la policía; una alarma que se convirtió en abatimiento cuando luego se enteró de que, de resultas de la acción contra los almacenes centrales de "Maderas e-Ville", su director general había fallecido de un ataque al corazón. Sin embargo, como dijeron posteriormente sus compañeros, en ningún momento se había pretendido hacer daño a nadie. (Ellos no tenían la culpa de lo que le hubiera pasado a la gente que se había metido por medio).
 Pero, en principio -eso al menos sigue pensando Lorenzo-, una protesta se descalifica a sí misma desde el momento en que causa daños a personas o a los animales. Desde su punto de vista, el principio de la no-violencia y el rechazo a todo lo que suponga causar algún daño personal han de aplicarse tanto a PATEO como a e-Ville.
-Si uno cree en la no-violencia, tiene que estar convencido de que, aunque la violencia que se trata de combatir sea "mayor", adoptar una postura violenta sólo sirve para empeorar las cosas. Si no actuáramos así, perderíamos nuestra superioridad moral, ¿no crees? ¿Acaso no era eso lo que defendía Gandhi? Tú mismo debes encarnar el cambio que deseas para el mundo -eso es lo que le dice Lorenzo a Lina, un poco más tarde.
 Lo que hay que hacer, sin lugar a dudas, es seguir con las campañas pacíficas y esperar a que el propio peso de la opinión pública acabe por obligar a e-Ville a cambiar, porque, al fin y al cabo, su propia existencia depende de los consumidores, insiste Lorenzo. Pero Lina no está de acuerdo. El tema hace que Lina y Lorenzo acaben rompiendo.
 "¿Se puede saber de parte de quién estás?", le chilla Lina y, acto seguido, tira por la ventana que Lorenzo tiene a su espalda la caja donde éste guarda los panfletos viejos.»

   [El texto pertenece a la edición en español de Alianza Editorial, 2005, en traducción de Borja García Bercero. ISBN: 84-206-5839-1.]

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