lunes, 19 de septiembre de 2016

"Introducción a la filosofía de la praxis".- Antonio Gramsci (1891-1937)


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Capítulo I: Algunos puntos preliminares de referencia

 "Por esto no se puede separar la filosofía de la política; al contrario, se puede demostrar que la elección y la crítica de una concepción del mundo constituyen también un hecho político.
 Debemos explicar, pues, por qué en todo momento coexisten muchos sistemas y corrientes de filosofía, cómo nacen, cómo se difunden, por qué en la difusión siguen ciertas líneas de fractura y ciertas direcciones, etc. Esto demuestra hasta qué punto es necesario sistematizar crítica y coherentemente las propias intuiciones del mundo y de la vida, fijando con exactitud lo que debe entenderse por "sistema", para que no se entienda en el sentido pedante y profesoral de la palabra. Pero esta elaboración debe hacerse en el marco de la historia de la filosofía, que demuestra la elaboración de que ha sido objeto el pensamiento en el curso de los siglos y el esfuerzo colectivo que ha costado nuestro actual modo de pensar, el cual resume y compendia toda esta historia pasada, incluso en sus errores y delirios. Por lo demás, que en el pasado se hayan cometido y se hayan corregido estos errores y delirios no quiere decir que no se vuelvan a reproducir en el presente y que no sea necesario corregirlos otra vez.
 ¿Cuál es la idea que se hace el pueblo de la filosofía? Puede reconstruirse a través de los modismos del lenguaje común. Uno de los más difundidos es el de "tomarse las cosas con filosofía" que, si lo analizamos, veremos que no es totalmente rechazable. Es cierto que contiene una invitación implícita a la resignación y a la paciencia, pero me parece que el punto más importante es, por el contrario, la invitación a la reflexión, a comprender que lo que ocurre es, en el fondo, racional y que como tal hay que afrontarlo, concentrando las propias fuerzas racionales y no dejándose llevar por los impulsos instintivos y violentos. Estos modismos populares se pueden agrupar con las expresiones similares de los escritores de carácter popular -que las toman de los grandes vocabularios- en las que entran los términos "filosofía" y "filosóficamente", y se verá que éstos tienen un significado muy preciso, de superación de las pasiones bestiales y elementales en una concepción de la necesidad que da al propio obrar una dirección consciente. Éste es el núcleo sano del sentido común, lo que podría llamarse precisamente buen sentido y que merece ser desarrollado y hecho unitario y coherente. Ésta es obra de las razones por las que no se puede separar lo que se llama la filosofía "científica" de la filosofía "vulgar" y popular, que es un conjunto disgregado de ideas y de opiniones.
 Pero, llegados a este punto se plantea el problema fundamental de toda concepción del mundo, de toda filosofía convertida en movimiento cultural, en "religión", en "fe", es decir, que haya producido una actividad práctica y una voluntad y esté contenida en éstas como "premisa" teórica implícita (una "ideología", podría decirse, si damos al término ideología el significado más alto de una concepción del mundo que se manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifestaciones de vida individuales y colectivas): nos referimos al problema de conservar la unidad ideológica de todo el bloque social, cimentado y unificado, precisamente, por esta determinada ideología. La fuerza de las religiones y especialmente de la Iglesia católica, ha consistido en que sienten enérgicamente la necesidad de la unión doctrinal de toda la masa "religiosa" y luchan para que los estratos intelectualmente superiores no se separen de los inferiores. La Iglesia romana ha sido siempre la más tenaz en la lucha por impedir que se formen "oficialmente" dos religiones, la de los "intelectuales" y las de las "almas sencillas".       

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