martes, 23 de junio de 2015

"Teoría de las concepciones del mundo".- Wilhelm Dilthey (1833-1911)


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Filosofía de la filosofía

 "Todo el que ingresa en el movimiento filosófico está condicionado por lo que había antes que él y lo que se piensa junto a él. Ve consecuencias, se opone a ellas, las enlaza, es una rama de un árbol en crecimiento vivo. Es necesario conocer su dependencia; existe porque antes que él hubo otros pensadores. Pero, sin embargo, lo esencial es esto: todos tienen delante el mismo mundo único, la realidad que se manifiesta en la conciencia. El sol de Homero sigue luciendo siempre. Platón veía la misma realidad que Tales. De aquí se infiere que la unidad de todas las filosofías está fundada en última instancia en la mismidad del mundo exterior e interior. Éste determina que vuelvan siempre a verse las mismas relaciones fundamentales. Deja que el espíritu humano lo piense, siempre nuevo, pero siempre el mismo. Platón, Spinoza, Hegel encierran grandísimas diferencias; pero si se los pudiera comparar con pensadores que tuviesen ante ellos una realidad completamente distinta, o siquiera la realidad de otro astro, nos sorprendería la extraordinaria proximidad de su idea del mundo. Si se quiere conocer, por tanto, la ley de la multiplicidad de los sistemas en su coexistencia y sucesión, hay que partir ante todo de lo que da a conocer el mismo mundo. Esto los enlaza a todos. Hay que partir de lo que les es común; en qué han de coincidir todos, es la pregunta primera y más inmediata para el que investiga la regularidad de esta rama de la historia.
  La diversidad de la forma es sólo lo segundo, y además tiene que poder comprenderse por la relación del mismo genio filosófico con la misma realidad. Y como el mundo es uno y el mismo, ya sea visto por los filósofos del Vedanta o por Comte, del mismo modo también la naturaleza del genio filosófico es la misma en toda la multiplicidad de su manifestación en los rasgos que precisamente están determinados por la disposición filosófica.
 ¿Qué es la filosofía?
 No se la puede determinar ni por el objeto ni por el método. Los que le asignan como su dominio particular la teoría del conocimiento o la investigación psicológica o la conexión enciclopédica de las ciencias, sólo determinan lo que en una época dada parece desde cierto punto de vista un objeto de la filosofía, que le queda reservado después de tantos procesos de diferenciación. Es lo que se ha salvado todavía de un imperio en otro tiempo grande. Hay que preguntar a la historia qué es la filosofía. Muestra la variación en el objeto, las diferencias en el método; sólo la función de la filosofía en la sociedad humana y en su cultura es lo que se conserva en esa mudanza.
 El enigma de la existencia mira al hombre en todos los tiempos con el mismo rostro misterioso, cuyos rasgos percibimos bien, y tenemos que adivinar el alma que está detrás. Siempre está ligado originariamente con este enigma el de este mundo mismo y la cuestión de por qué estoy en él, cuál será mi fin en él. ¿De dónde vengo? ¿Por qué existo? ¿Qué seré? Ésta es la más universal de todas las cuestiones y la que más me interesa.
 Buscan de un modo común a esta cuestión el genio poético, el profeta y el pensador. Éste se distingue porque busca la respuesta a esa interrogante en un conocimiento universalmente válido. En este carácter  coincide el trabajo filosófico con el del investigador  particular. Y sólo se distingue de éste, justamente, en que tiene siempre delante el enigma de la vida, su mirada está siempre dirigida a ese conjunto, enlazado en sí mismo y misterioso. Este es el mismo en todos los estadios de la filosofía. El escéptico es científico, porque pide validez universal al conocimiento; es filosófico, porque desespera de la solución de ese enigma con los recursos de la ciencia universalmente válida. El nervio de su sentido de la vida y de su dialéctica radica precisamente en esa actitud. El positivista es filósofo porque desliga las cuestiones solubles del complejo de esa unidad sin respuesta, de lo grande, desconocido; y porque sustituye lo inescrutable por un complejo de ciencias cuyos fundamentos establece con seguridad, delimita frente a lo oscuro, que escapa a toda respuesta, descubre las razones que residen en la naturaleza del conocimiento y en las antinomias del conocimiento absoluto".  

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