"La unidad de fuerza de los motores de aviación no debía ser el caballo, sino el hipogrifo o el clavileño.
El tren parece el buscapiés del paisaje.
Las espigas hacen cosquillas al viento.
La pala es la primera y la última amiga del hombre, primero en la arena de los juegos infantiles y por fin descansando sobre el último montículo en el cementerio.
El beso es una nada entre paréntesis.
El hielo se derrite porque llora de frío.
Estaba tan loco que el sastre le preguntó, al hacerle el chaleco, si se lo hacía con mangas largas.
Poner notas a los libros es un atrevimiento, como lo sería el retocar los cuadros de una exposición.
La ópera es la verdad de la mentira, y el cine es la mentira de la verdad.
A veces pensamos si la gran equivocación de la vida es creer que la cabeza se ha hecho para pensar.
¡Qué tragedia! Envejecían sus manos y no envejecían sus sortijas.
Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.
La cabeza es la pecera de las ideas.
Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia.
Al entrar en las puertas giratorias miramos hacia atrás por si viene Charlot queriéndonos empujar.
El ascensor está lleno de seriedad.
El lector -como la mujer- ama más a quien le ha engañado más.
Era tan moral que perseguía las conjunciones copulativas.
El piar de dos pájaros es un diálogo de puntos suspensivos.
De una bella espalda descotada salió la televisión.
Una greguería es el buscapiés del pensamiento.
Los grandes reflectores buscan a Dios."
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