Acto primero
«Mateos: Está visto. Tienes la negra. Cuando no es una cosa es la otra. (Da otra chupada al puro.) ¿Cuántas van?
Kid: ¿Cuántas qué?
Mateos: Oportunidades. ¿Sabes lo que significa esa palabra? La gente se mata por una. Miles, millones de seres en todo el mundo aguantan una perra vida agachando las orejas una y otra vez, y lo único que les mantiene en pie es esa palabra con la que sueñan todas las noches bajo el cobertor. Y la mayoría palman sin haber catado esa fruta. (Otra chupada.) Tú, en cambio, la dejas pudrirse en la nevera. (Pausa.) Me equivoqué contigo, desde luego. Siempre creía que tenías madera. Desde aquel día que te vi hacer guantes con Soplillo en el gimnasio. ¿Cuánto hace de eso?... Santo cielo, todos esos años luchando por conseguirte una oportunidad y una tras otra las has dejado pasar a tu lado de la forma más estúpida...
Kid: Esta vez no es culpa mía.
Mateos: ¡Ya me dirás de quien! ¿De tu novia?
Kid: Ella no tiene que ver con esto.
Mateos: ¿Ah, no? ¿No es ella la que ha escrito esa dichosa carta?
Kid: La carta es lo de menos. Con carta o sin carta, yo ya lo sabía. Esas cosas se saben sin que nadie las diga. Es como cuando peleas. Basta verle los ojos al contrario para saber si ganas o pierdes. Pero hay que atreverse a mirar. ¡Y yo no me he atrevido!
Mateos: No estoy de acuerdo, no lo estoy en absoluto... Una pelea da muchas vueltas. Y el que está en el ring no ve las cosas como el que está fuera. Por eso le conviene escuchar las indicaciones del preparador y no hacer la guerra por su cuenta... Quizá si me contaras cómo están las cosas, yo podría...
Kid: Se lo agradezco, Don Ángel, pero para mí esto ya es asunto terminado. No voy a sufrir más. Está decidido.
Mateos: ¿Te refieres a la chica o al boxeo?
Kid: A las dos cosas.
Mateos: ¿Y qué tiene que ver lo uno con lo otro?
Kid: Mucho. Todo.
Mateos: No veo la relación.
Kid: Pues la tiene. Piénselo.
Mateos: No sé... Las chicas y el boxeo... Como no sea que se suda mucho... sí, y que se lleva uno buenas hostias... Pero eso es con todo, Kid, la vida es eso, sangre, sudor y hostias...
Kid: Y engaño.
Mateos: ¿Engaño?
Kid: Engaño, engaño y ¡engaño!
Mateos: Ya. Ya veo por dónde vas. Pero eso no se llama engaño.
Kid: ¿Cómo se llama entonces?
Mateos: Táctica.
Kid: ¡Ja! ¿No se engaña a la gente preparando un combate amañado?
Mateos: Un poco de cabeza, muchacho. Esto es una velada profesional, no un juego de niños. Tú tienes que mirar por tu propio interés. ¡Deja que los demás se preocupen del suyo!
Kid: ¿Y mi propio interés es regalarle el título a Alarcón?
Mateos: Exactamente. En estos momentos es así.
Kid: Pero yo puedo ganar. (Le muestra el periódico.) ¡Aquí lo dice!
Mateos: Kid, Kid, a ti no te tiene que importar lo que digan los periódicos. Te tiene que importar lo que diga yo, que soy tu mánager. ¡Y yo te digo que tienes que pelear esta noche! Comprendo cómo tienes que sentirte, ha sido un golpe bajo, pero hay que sobreponerse a la adversidad y salir a pelear con Alarcón.
Kid: ¡Salir a perder!
Mateos: ¡Salir a ganar tu bolsa y la revancha! ¡Ya te he dicho que Achúcarro me lo ha prometido! Y entonces tendrás tu última oportunidad... No lo vayas a echar ahora todo por la borda. (Kid niega.) En cuanto a esa chica, deja que me ocupe yo del asunto... No te prometo nada, no quiero que te hagas muchas ilusiones, pero déjame a mí... Conozco un poco el paño. O mucho me equivoco o la tendrás a tus pies antes de lo que tú crees... para quedártela o para despreciarla, lo que más gusto te dé...
Kid: ¿Cómo puedes estar tan seguro?
Mateos: Seguro no hay nada en este mundo irrazonable. Pero jugaremos lo mejor posible nuestras cartas.
Kid: La mía está bien clara. (Le enseña la carta de marras.) ¡Me deja! ¡Se va con otro!
Mateos: Empecemos por ahí... ¿Quién es el maromo?
Kid: ¿Qué maromo?
Mateos: El que te pone los cuernos, hablando pronto y mal.
Kid: Su mánager.
Mateos: ¿Su mánager?
Kid: Bueno, su representante...
Mateos: Pero, ¿qué representante? ¿Me quieres decir para qué necesita esa chica un representante?
Kid: ¡Pues para triunfar! ¡Usted ha dicho siempre que para triunfar hace falta un representante!
Mateos: ¿Y de qué quiere triunfar tu novia?
Kid: De artista, Don Ángel, como todo el mundo. Desde que ganó aquel concurso de las misses, no hay quien se lo saque de la cabeza... ¿Se acuerda del concurso que le digo?
Mateos: ¡Hummm! Miss Zamora... ¡No me voy a acordar! Me costó una buena pasta... Te costó a ti, porque el dinero era tuyo... ¡Y ahora ya ves! Lo que son las cosas...
Kid: ¿Qué quiere decir con que me costó una pasta?
Mateos: Pues eso... Gastos de promoción, relaciones públicas, que si un sobre por allá... lo normal en estos casos.
Kid: ¡Entonces usted le compró el título!
Mateos: Lo compramos. Si lo quieres ver así.»
[El extracto pertenece a la edición de Cátedra. ISBN: 84-376-1545-3.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Realiza tu comentario: