sábado, 18 de abril de 2015

"Diario de un hombre engañado".- Pierre Drieu La Rochelle (1893-1945)


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"31 de julio
 El prestigio. "Dicen que es guapo, dicen que es rico, dicen que es fuerte..." La fidelidad dura tanto tiempo como dura la sorpresa.
 Pero en cuanto nos encontramos de igual a igual...
 Porque, incluso si por una u otra razón, una mujer me ama, llegará un día en que ya se lo haya dado todo, todo lo que yo podía darle. Pronto sentirá el desequilibrio que engendra el movimiento.
 ¿No soy, pues, inagotable? Sí, soy inagotable, pero en mi fuero interno. ¿Cómo puedo yo hacer que otro ser acceda al santo de los santos, allí donde yo mismo entro tan pocas veces? Si soy rico, es de riquezas que no son las que sé dar a las mujeres.
 Yo le daba el placer, ella también me lo daba a mí. Pero el placer es múltiple, como el gentío.
 Y Nelly, aun siendo sensible al prestigio, igual que todo hombre y toda mujer, sabe escapar del mismo antes que los demás, gracias a su terrible sentido común. Ese sentido común es el sentido de su cuerpo.
 Nunca en mi vida, en veinte años de ejercicio, engañé a una mujer.
 (Salvo una vez, a Gloria, y lo hice porque su ausencia de celos me parecía indiferencia; fui muy obtuso con Gloria, que me amaba, con su orgulloso silencio de fatalista).
 Hoy me doy cuenta de que mi comportamiento tenía algo de mágico: no hagas a los demás lo que no quieres que ellos te hagan a ti. Vivía con terror a ser duplicado, triplicado. Así que tuve siempre gran cuidado de no enterarme de nada: no quería ponerme en contacto con la fatalidad.
 Por eso tomaba la delantera: solía mantener a las mujeres que me amaban bajo amenaza de abandonarlas. Me había labrado una estupenda fama de inconsecuente. Uno se defiende como puede, la mayor parte de las veces como un animal.
 Lo que me llevó siempre a pensar que Don Juan era un cobarde.
 En el momento en que una mujer goza entre nuestros brazos, sentimos muy bien que no estamos aquí, por lo menos en tanto que individuos, nos vemos aniquilados en el encuentro de los dos sexos, encuentro de multitudes.
 No obstante, al principio: "Querido mío, tú, tú..." Sí, pero al final... Cuando ella se despierta, no tarda mucho en reconocernos.
[...]
16 de agosto
 Pronto me he hartado del burdel y he dejado Sevilla. Estaba cansado de hacer dibujos malos, así que empecé a hablar con aquellas mujeres. Pero eran unas señoras: todas virtuosas, ahorrativas y estiradas. El aburrimiento acabó por jugarme la misma mala pasada de siempre: al aburrirme, tuve que hacer el amor.
 Y ahora, el remordimiento me echa de Sevilla. No quiero cansarme. La idea del pecado fue inventada por individuos y pueblos cuando estaban cansados.
 ¿Tenía Nelly verdaderamente el tiempo suficiente para profundizar en nosotros? ¡Ah! Hoy soy cristiano porque me siento cansado y digo que no hay profundidad en el mundo de las sensaciones. Y llamo pecado a la falta de profundidad. Y grito muy fuerte que Nelly ha pecado.
 Nelly no puede ser diversa. No puede ser más que una o nada. Creo en el alma, en la mónada. Los filósofos y las religiones, ¿no han sacratizado un hecho que consiste en que el organismo humano está profundamente centrado en el uno? Apenas me conmueven todos esos rumores de nuestra época sobre la disgregación del "yo".
 Me siento uno, siento que cada uno es uno.
 Pero entonces, si Nelly es una y, sin embargo, tiene varios amores, o bien no ama o tan sólo uno de sus amores es real.
 Me inclino a creer que Nelly no ama a nadie. ¿Por qué? Porque es débil...
Pero, ¿no será también porque sólo tropieza con débiles?
 Jacques, yo, el Otro, los tres somos débiles. Soy débil como sujeto, como objeto. Sólo en una gran ciudad, laberinto de facilidades, puede Nelly tener varios amantes, por lo menos amantes con quien poder jugar ese juego débil".

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