lunes, 21 de noviembre de 2016

"Caballeros andantes españoles".- Martín de Riquer (1914-2013)


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 IV.- Batallas por malquerencia
 Batallas para enmendar agravios

 "Con mucha frecuencia las batallas entre caballeros eran debidas al odio o discrepancias en diversos aspectos. En este sentido los largos y abundantes epistolarios conservados nos brindan casos interesantes de luchas caballerescas y datos que ayudan eficazmente a penetrar en la sociedad española del siglo XV. Se podría objetar que los caballeros de quienes ahora voy a tratar muy sucintamente no eran "caballeros andantes" de profesión , pues no erraban por el mundo en busca de aventuras; pero hay que tener en cuenta que, cuando se encontraban en trances de batalla, actuaban como si lo fueran y luchaban en lizas presididas por reyes o grandes señores, con todo el aparato de reyes de armas, heraldos, persevantes, trompetas, fieles de campo, padrinos, etc., y ante un público de la más diversa condición que asistía gustoso a tales espectáculos, en los que más de una vez se dieron muertes y heridas graves.
 Ejemplo claro de ello nos lo da el lance del valenciano don Pero Maça de Liçana, senyor de Novelda y de Moixent (Mogente), quien el 14 de marzo de 1424, recibió una carta de requesta de batalla firmada por Mendoza, guardamayor del rey de Castilla, porque "a mí es dicho que vos dixistes que quando yo venía de Nápols que yo havía dicho al Sancto Padre mal de la persona del senyor rey de Aragón, axí mesmo lo havía scripto a mi sobirano e mi senyor el rey de Castilla, a lo qual... vos digo que mentides en ello, e vos lo yo combatré de mi cuerpo al vuestro, e con el ayuda de Dios e de la su benaventurada Madre e con la buena voluntad que yo he, spero de vos fazer conocer la non verdadera parabla que vos en sta razón dixestes". Dos días después contestó Pero Maça reafirmándose en lo que había dicho y añadiendo que Mendoza se marchó de Nápoles cuando había gran bullicio en la ciudad, y sin hacer caso de los ruegos de Alfonso el Magnánimo, que quería retenerlo, se fue a Roma y desde allí escribió al rey de Castilla en gran deshonor del de Aragón. Por lo tanto, el caballero valenciano acepta la batalla que le propone el castellano y se cruzan varias cartas, los dos desde la ciudad de Valencia, de las que son portadores Cepta, rey de armas del Primogénito de Portugal, y Forés, heraldo del duque de Borbón, que no acierto a comprender por qué razones se encontraban en dicha ciudad. El 19 de julio Pero Maça comunica a su rival que Alfonso el Magnánimo ha aceptado ser juez de la batalla; pero Mendoza lo recusa, sin duda con razón, por ser el señor de su enemigo y la real persona que motivaba el debate, y propone al conde don Pedro, gobernador de Ceuta, persona tan asequible a esta clase de requerimientos. Pero Maça insiste en que el juez ha de ser el rey Alfonso, criterio que triunfó, pues este monarca no tan sólo firmó un salvoconducto para que Mendoza acudiera a la batalla, con un acompañamiento de doscientas personas, sino que incluso escribió, desde Zaragoza, a autoridades de Valencia para que le informaran de las características y ceremonial de la batalla entre el senescal de Hainaut y Colomat de Santa Coloma, celebrada en presencia del rey Martín, en 1407, a la que ya me he referido, a fin de proceder del mismo modo en la inminente batalla entre Mendoza y Pero Maça. Permítaseme añadir que don Pero Maça ya estaba acostumbrado a justar: en 1418 había aceptado la batalla que le propuso Johan de Vilaragut, "por sola voluntad y deleite" y para que aquel que saliera vencedor pudiera vanagloriarse "del daño y deshonor del otro"; y que fue armado caballero en el más exótico y novelesco de los ambientes: en la isla irlandesa de Lough Derg, en la puerta misma del purgatorio de San Patricio, cuando entró en la temerosa cueva Ramón de Perellós, vizconde Perellós y de Roda, en septiembre u octubre de 1397. Y esto no es literatura ni leyenda, pues existe el salvoconducto firmado por Ricardo II para que Ramón de Perellós, acompañado de un séquito de veinte hombres (entre ellos Pero Maça), pueda trasladarse a Irlanda "ad Purgatorium Sancti Patricii ibídem videndum et visitandum". Si en una novela leyéramos que un joven ha sido armado caballero en la puerta del Purgatorio, creeríamos que el novelista fantasea o delira. Mas el valenciano Pero Maça, el que en 1424 se peleaba con el castellano Mendoza, veintisiete años antes ingresó en la caballería frente a la cueva que llevaba a ultratumba".

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