"4.- El pensamiento es la proposición llena de sentido.
4.001.- La totalidad de las proposiciones es el lenguaje.
4.002.- El hombre posee la capacidad de construir lenguajes -con los que se puede expresar cualquier sentido-, sin tener ni idea de cómo y de qué significa cada palabra. Tal como se habla, también sin saber cómo se producen los distintos sonidos.
El lenguaje ordinario es una parte del organismo humano y no es menos complicado que éste.
Es humanamente imposible inferir de él, directamente, la lógica del lenguaje.
El lenguaje disfraza el pensamiento. Y lo hace de tal manera que, por la forma externa del vestido, no se puede concluir la forma del pensamiento vestido; porque la forma del pensamiento vestido está configurada según objetivos completamente distintos al de dejar que se reconozca la forma del cuerpo.
Las convenciones tácitas para comprender el lenguaje ordinario son enormemente complicadas.
4.003.-La mayoría de proposiciones y preguntas que se han escrito sobre materias filosóficas no son falsas sino insensatas. De ahí que no podamos responder en absoluto preguntas de este tipo, y que podamos tan sólo constatar su insensatez. La mayoría de preguntas y proposiciones de los filósofos dependen del hecho que no entendemos nuestra lógica del lenguaje.
(Son preguntas del tipo de si lo bueno es más o menos idéntico que lo bello.)
Y no es sorprendente que los problemas más profundos no sean, propiamente, problemas de ningún tipo.
4.0031.- Toda filosofía es "crítica del lenguaje". (Sin embargo, no en el sentido de Mauthner.) Es mérito de Russell haber mostrado que la aparente forma lógica de la proposición no ha de ser necesariamente la que tiene en realidad.
4.01.- La proposición es una imagen de la realidad.
La proposición es un modelo de la realidad, tal como nosotros nos la imaginamos.
4.011.- A primera vista, la proposición -por ejemplo, tal como está impresa en un papel- no parece ser una imagen de la realidad de que trata. Pero, a primera vista, tampoco la notación musical parece ser una imagen de la música, ni nuestra escritura de signos fonéticos (o de letras) parece una imagen de nuestro lenguaje fonético.
Y, sin embargo, estos lenguajes de signos dan pruebas de ser, incluso en el sentido habitual, imágenes de aquello que exponen".
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