miércoles, 4 de marzo de 2015

"El cibermundo, la política de lo peor".- Paul Virilio (1932)


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"¿Qué quiere decir "preservar un cuadro nacional" cuando se quiere acceder a un Estado supranacional como Europa?
El estado-nación se desgarra entre dos necesidades: hacia arriba, en la Comunidad europea, e incluso mundial, donde el Estado nacional es superado por la posibilidad de un estado transnacional, y hacia abajo, por las voluntades de emancipación regional y descentralizadoras. Este doble movimiento es un movimiento suicida para la democracia y la política. Cuando se desgarra el Estado nacional por arriba y por abajo a la vez, no subsiste el estado transnacional y nos encaminamos hacia el estado de guerra civil, como es el caso de los países del Este.
 Habría que haber pasado de un estado nacional a un estado transnacional sin pasar por la descentralización, lo que sólo podía efectuarse en un estado transnacional. Desde el momento en que el Estado otorga poder a las regiones y pierde el suyo a nivel de un conjunto más amplio, se vislumbra la catástrofe. Yo estoy a favor de la transnacionalización o la multinacionalización en Europa, pero en contra del movimiento simultáneo. Si se hubiera establecido el Estado europeo-transnacional, se podría haber descentralizado. Pero descentralizar, al mismo tiempo que se crea la comunidad europea, me parece un acto irresponsable. Este movimiento es el que se ha seguido también en los países del Este al final del Imperio soviético. Se han disuelto. Sin embargo, nosotros nos disolvemos de otra forma. Menos violenta de momento, pero no está demostrado que la feudalización de las regiones no producirá en el futuro conflictos parecidos a los de los países del Este; estoy pensando en Yugoslavia. La simultaneidad de los dos movimientos contradictorios es, pues, lo que hoy me parece temible.
 Cuando De Gaulle convocó el referéndum sobre las regionalizaciones, los franceses estaban en contra. Se les impuso, exactamente igual que en Checoslovaquia, donde fueron los políticos quienes provocaron la división del país. Los checoslovacos no la deseaban.
 ¿Está a favor entonces de que se conserve la centralización del país?
 Sólo el tiempo necesario para superar el estado-nación. Para hacer Europa, habría sido preferible aprovechar las centralizaciones francesa e inglesa en vez de tomar el ejemplo de los Landers alemanes.
 ¿Las decisiones tomadas en Europa respecto  a las autopistas electrónicas no van a complicar la situación?
 Sí. Recuerdo que siguen existiendo territorio y bienes raíces. La crisis de las nuevas tecnologías es una crisis de los bienes raíces, no ya a escala ciudadana sino a escala mundial. Por encima de ello, las autopistas electrónicas, la ciudad virtual y la megaciudad aportan una última ruptura, la de la administración del tiempo real. La constitución de una ciudad de la información, de una omnipolis, de una "ciudad de ciudades", hace todavía más confuso el futuro geopolítico.
 Los siglos XIX y XX son todavía el reino de la geopolítica. En el siglo XXI entramos ya en la cronopolítica, donde el tiempo real te lleva al espacio real. El espacio real de la nación se ve alterado al mismo tiempo por el advenimiento de la urbanización del tiempo real y la creación de una hiperciudad virtual que acentuará el carácter caótico de nuestra época.
 El modelo de nuestro mundo que se establece tras el delirio de la información es Babel, e Internet es un signo de ello. La megaciudad es Babel... ¡Y Babel es la guerra civil!" 

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