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«En la ciudad, mucha gente que conocía a Xu Sanguan consideraba que Segundo Júbilo tenía la nariz de su padre y Tercer Júbilo sus ojos, pero en Primer Júbilo no veían ni rastro de Xu Sanguan. La gente empezó a rumorear, diciendo que si el niño no se parecía en nada a su padre; que si tenía la boca de su madre, pero tampoco se le parecía a ella en lo demás; que, aparentemente, la madre podía ser Xu Yulan pero, ¿sería Xu Sanguan el padre? ¿Quién habría plantado la semilla de Primer Júbilo en el cuerpo de Xu Yulan? ¿No sería He Xiaoyong? Los ojos de Primer Júbilo, su nariz y también sus grandes orejas se parecían cada vez más a los de He Xiaoyong.
Los rumores llegaban una y otra vez a oídos de Xu Sanguan, que pensó: "No paran de decirlo, dale que te pego, a ver si van a tener razón...". Y fue a hablar con Xu Yulan.
-¿Has oído lo que dicen por ahí? -preguntó.
Xu Yulan sabía a qué se refería Xu Sanguan. Soltó la ropa que estaba lavando, se secó la espuma de las manos con el delantal y fue a sentarse pesadamente en el umbral.
-¿Qué habré hecho yo en mi vida anterior? -se preguntó llorando.
Su llanto hizo que sus tres hijos, que andaban fuera, acudieran a la entrada y formaran un corro a su alrededor, asustados al ver que lloraba y gritaba cada vez más desconsoladamente. Xu Yulan se enjugó las lágrimas con la mano y luego la sacudió como para desprenderse de los mocos.
-¿Qué habré hecho yo en mi vida anterior? -dijo, meneando la cabeza-. ¡No tengo viudez que guardar, ni me he casado más que una vez, ni tengo amante y aún así dicen que mis hijos tienen dos padres! ¿Qué habré hecho yo en mi vida anterior? Está claro que mis tres hijos tienen un solo padre, y aun así dicen que tienen dos...
Al ver a su mujer llorando en el umbral, a Xu Sanguan le empezó a zumbar la cabeza.
-¡Entra en casa! -le gritó desde dentro-. ¡No te quedes ahí! ¿Qué haces llorando y dando esas voces? ¿Qué pasa, que no tienes vergüenza para andar berreando una cosa así a los cuatro vientos? Entra...
Los vecinos fueron acudiendo uno tras otro.
-¿Por qué lloras, Xu Yulan? -le decían-. ¿No te llegan los bonos de racionamiento? ¿Xu Sanguan te maltrata? ¡Xu Sanguan! ¿Dónde está?... Si no hace ni un momento he oído su voz... ¿Por qué lloras, Xu Yulan? ¿Has perdido algo? ¿Tienes otra deuda? ¿Tus hijos han hecho alguna trastada por ahí?...
-No -dijo Segundo Júbilo-, no habéis dado ni una. Mi madre llora porque Primer Júbilo se parece a He Xiaoyong.
-Ah... -dijeron los vecinos-. Es por eso...
[...] Dentro, a Xu Sanguan le rechinaban los dientes de rabia. Pensaba que esa mujer era una tonta y una imbécil. "Todo el mundo sabe que los trapos sucios no se airean a los cuatro vientos, pero ella, ¡nada! Se sienta en la entrada y lo larga todo a voz en grito." Y allí en la habitación estaba él, con los dientes rechinándole de rabia mientras oía a Xu Yulan, que seguía fuera, llorando y lamentándose.
-¿Qué habré hecho yo en mi vida anterior? Ni soy una viuda que se haya vuelto a casar, ni tengo amante, tengo tres hijos... ¿Qué habré hecho yo en mi vida anterior para haber conocido a He Xiaoyong en ésta? Y He Xiaoyong, claro, tan tranquilo, a él no le pasa nada. ¿Qué voy a hacer yo si Primer Júbilo se le parece cada vez más? Sólo fue una vez, luego ya nunca más me dejé. Sólo fue una vez y ahora resulta que Primer Júbilo se le parece cada vez más...
¿Cómo? "¿Sólo fue una vez?" A Xu Sanguan toda la sangre del cuerpo se le subió a la cabeza de repente. Abrió la puerta de la habitación de una patada.
-¡Entra ahora mismo, me cago en la puta! -rugió ante Xu Yulan sentada en el umbral.
El alarido asustó a todos los que estaban fuera. Xu Yulan dejó de llorar de golpe y, sin decir nada, se volvió para mirar a Xu Sanguan. Éste salió a la puerta y levantó a Xu Yulan del suelo.
-¡Largo de aquí! -gritó a los mirones.
Cuando iba a cerrar la puerta, los tres niños quisieron entrar.
-¡Largo de aquí! -gritó a sus hijos.
Dio un portazo, arrastró a Xu Yulan hasta la habitación, dio otro portazo y tumbó a Xu Yulan en la cama de un bofetón.
-¿Te acostaste con He Xiaoyong?
[...] -Sí -dijo ella entre sollozos.
-¿Cuántas veces?
-Sólo una.
Xu Sanguan levantó a su mujer de un tirón y le propinó otra bofetada.
-¡Serás puta! -gritó-. ¿Y dices que no tienes amante...?
-No lo tengo, es la verdad -dijo Xu Yulan-. Fue culpa de He Xiaoyong, él me aplastó contra la pared y luego me arrastró hasta la cama...
-¡Que te calles! -vociferó Xu Sanguan; pero inmediatamente después quiso saber qué había pasado-. ¿Y tú no lo empujaste? -preguntó-. ¿No le mordiste? ¿No le diste patadas?
-Sí que lo empujé y le di patadas -dijo Xu Yuan-, pero él me aplastó contra la pared y me agarró las tetas...
-¡Que te calles! -gritó Xu Sanguan, soltándole un par de bofetadas, tras lo cual quiso saber qué había pasado después-. ¿Él te agarra las tetas y tú vas y te acuestas con él?
[...] -Cuando me agarró las tetas me quedé sin fuerza ninguna.
-¿Y te fuiste con él a la cama?
-No me quedaba fuerza ninguna y él me arrastró hasta la cama...
[...] -¿Fue en nuestra casa? -dijo Xu Sanguan-. ¿Fue en esta cama?
-Fue en casa de mi padre -dijo Xu Yulan al cabo de unos instantes.
Xu Sanguan se sintió cansado y se sentó en un taburete.
-¡Nueve años! -dijo asaltado por la congoja-. ¡Nueve años me ha durado la felicidad! Y ahora resulta que Primer Júbilo no es hijo mío, que he sido feliz en vano... Nueve años he criado a ese niño para nada, me cago en la puta, todo para que al final sea hijo de otro...
De repente, algo le vino a la mente, y se levantó de golpe.
-¿Pasaste con He Xiaoyong la primera noche? -aulló.
-No -contestó Xu Yulan, llorando-. La primera noche la pasé contigo...
-Ahora me acuerdo -dijo Xu Sanguan-. La primera noche seguro que la pasaste con él. Te dije que encendiéramos la luz y tú no quisiste. Ahora lo sé: tenías miedo de que me diera cuenta, de que me diera cuenta de que te habías acostado con He Xiaoyong...
-No quise encender la luz -dijo Xu Yulan, llorando- por timidez...
-Seguro que pasaste la primera noche con He Xiaoyaong. Si no, ¿cómo es que no se le parecen ni Segundo Júbilo ni Tercer Júbilo? Es justamente Primer Júbilo el que ha salido a ese cabronazo. O sea, que mi primer hijo es hijo de otro. ¿Con qué cara voy a salir ahora a la calle...?
-Xu Sanguan, acuérdate. En nuestra noche de bodas, ¿sangré o no?
-¿Y qué si sangraste? ¡Si estabas de fiesta, so puta!
-Válgame el cielo...»
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