martes, 22 de marzo de 2016

"La sociedad abierta y sus enemigos".- Karl Popper (1902-1994)


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Capítulo 25.- ¿Tiene la historia algún significado?

 "Ni siquiera un ciencia es solamente una "masa de hechos"; aun en el peor de los casos sería una colección de hechos y, como tal, dependerá de los intereses de quien los haya coleccionado, de su punto de vista. En la ciencia, este punto de vista se halla determinado generalmente por una teoría científica; vale decir que seleccionamos entre la infinita variedad de hechos y aspectos de los hechos, aquellos hechos y aquellos aspectos que guardan interés porque se hallan relacionados con una teoría científica más o menos preconcebida. Cierta escuela de filósofos del método científico ha llegado a la conclusión, a partir de consideraciones tales como ésta, de que la ciencia procede siempre en un círculo y que "nos descubrimos persiguiendo nuestras propias colas", como dice Eddington, puesto que sólo podemos extraer de nuestra experiencia fáctica lo que nosotros mismos hemos puesto en ella bajo la forma de nuestras teorías. Pero este argumento es insostenible. Si bien es perfectamente cierto, en general, que sólo escogemos aquellos hechos que guardan cierta relación con una teoría preconcebida, no es cierto que sólo escojamos los hechos que confirman la teoría y que, por así decirlo, la repiten; el método de la ciencia consiste más bien en buscar aquellos hechos que pueden refutar la teoría. Esto es, precisamente, lo que llamamos verificación de una teoría, es decir, la comprobación de que no existe ninguna falla en ella. Pero aunque los hechos sean reunidos con la vista puesta en la teoría y la confirmen mientras ésta resista las pruebas, son algo más que una mera repetición vacía de la misma. Ellos confirman la teoría sólo si son resultado de infructuosas tentativas de desechar sus predicciones, testimoniando así en su favor. De este modo, es la posibilidad de desecharla, su falibilidad, la que le otorga, a mi juicio, carácter científico; y el hecho de que todas las pruebas de una teoría sean otras tantas tentativas de refutar las predicciones que se desprenden de la misma, nos suministra la clave del método científico. Esta concepción del método científico se ve corroborada por la historia de la ciencia, la cual demuestra que las teorías científicas son frecuentemente descartadas por los experimentos, y es precisamente esta eliminación de las teorías inadecuadas lo que constituye el verdadero vehículo del progreso científico. No puede sostenerse, por lo tanto, que la ciencia se mueva en un círculo vicioso.
 Lo que sí puede afirmarse es que todas las descripciones científicas de los hechos son altamente selectivas y dependen siempre de la teoría. La mejor forma de describir la situación es compararla con un reflector (la "teoría científica del reflector" como suelo llamarla en contraposición a la "teoría psicológica del balde"). Qué objetos han de tornarse visibles bajo el haz de luz del reflector, eso depende de su posición, de la forma en que lo dirijamos y de su intensidad, color, etc; si bien dependerá también de la forma en que aquéllos estén distribuidos. De forma similar, toda descripción científica depende, en gran medida, de nuestro punto de vista, de nuestros intereses, que, por regla general, se hallan vinculados con la teoría o hipótesis que deseamos probar, si bien también dependerán, lógicamente, de los hechos descritos. En realidad podríamos describir toda teoría o hipótesis como la cristalización de un punto de vista, pues si intentamos formular nuestro punto de vista, esta formulación será, por lo común, lo que se llama a veces una hipótesis de trabajo, es decir, un supuesto provisorio cuya función es ayudarnos a seleccionar u ordenar los hechos. Pero debemos dejar aclarado que no puede haber ninguna teoría o hipótesis que no sea, en ese sentido, una hipótesis de trabajo. En efecto, ninguna teoría es definitiva y todas tienen  por objeto seleccionar y ordenar los hechos. Este carácter selectivo de toda descripción las torna "relativas" hasta cierto punto, pero sólo en el sentido de que no ofreceríamos ésta sino otra selección si nuestro punto de vista fuera distinto. También puede afectar nuestra creencia en la verdad de la descripción, pero no afecta la cuestión de la verdad o falsedad de la descripción; en este sentido, la verdad no es "relativa".

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