sábado, 19 de marzo de 2016

"Kaputt".- Curzio Malaparte (1898-1957)


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X.- Noches de verano

 "La historia de aquel delito, contada por todos los periódicos finlandeses, conmovió profundamente a la opinión pública. El teniente Gummerus, hijo del antiguo ministro de Finlandia en Roma,  me contó que el comandante del pelotón de ejecución, un oficial de Turku amigo suyo, quedó muy impresionado por la serenidad del asesino.
 -Había encontrado así la paz de su conciencia -comentó De Foxá.
 -Pero, ¡es horrible! -exclamó la condesa Mannerheim-. ¿Cómo se puede concebir la idea de matar a Dios?
 -Todo el mundo moderno intenta matar a Dios -dijo Agâh Aksel-. En la conciencia moderna, la vida de Dios es un peligro.
 -¿También en la conciencia musulmana? -preguntó Cantemir.
 -También, desgraciadamente, en la conciencia musulmana -respondió Agâh Aksel-. Y no sólo por la vecina influencia de la Rusia comunista, sino por el hecho de que el asesinato de Dios flota en el ambiente y es un elemento de la civilización.
 -El estado moderno -aseguró Constantinide- cree poder proteger la vida de Dios sólo con medidas policíacas.
 -No es sólo la vida de Dios lo que el Estado cree proteger, sino la propia existencia -dijo De Foxá.
 -Lo que importa considerar en el crimen de Turku -continuó Bengt von Törne- no es que el comunista ruso asesine a un pastor, sino que es Karl Marx el que intenta matar a Dios. Es un delito prácticamente marxista.
 -Debemos tener el valor de admitir que el mundo moderno acepta con más facilidad Das Kapital que el Evangelio -afirmó Constantinide.
 -Esto pasa también con el Corán -intervino Agâh Aksel-. Es sorprendente la facilidad con que los jóvenes mahometanos aceptan el comunismo. La juventud islámica de las repúblicas occidentales de la U.R.S.S. abandonan sin resistencia a Mahoma para irse con Marx. ¿Qué será del Islam sin el Corán?
 -Llegará un día en que existirá el comunismo sin Karl Marx. Éste, al menos, es el ideal de muchos ingleses -afirmó Cantemir.
 -El ideal de muchos ingleses -dijo Constantinide- es El Capital de Marx en la edición de "Blue Book".
 -Los ingleses -interrumpió vivamente Agâh Aksel- no tienen nada que temer del comunismo. Para ellos el problema comunista es el de vencer la lucha de clases en el mismo terreno sobre el que han ganado la batalla de Waterloo: en los campos de juego de Eton.
 La condesa Mannerheim contó que algunos días antes el ministro alemán Von Blücher, conversando con alguno de sus colegas, se mostraba muy preocupado por el peligro comunista en Inglaterra.
 -Don't worry -le había dicho el conde Adam de Moltke-Hiutfeldt, secretario de la legación de Dinamarca-, Britons never will be Slavs (1).
 -Los ingleses -intervino De Foxá-, tienen la gran virtud de saber eliminar todos los elementos superfluos de los problemas y poner al desnudo los problemas más graves y más complejos. -Y añadió-: Veremos al comunismo pasearse desnudo por las calles de Inglaterra como Lady Godiva por las de Coventry.
 Eran quizá las dos de la madrugada. Hacía frío y la luz metálica que penetraba por la ventana abierta recrudecía hasta tal punto los rostros de los comensales que rogué a Agustín de Foxá que la hiciera cerrar y encender las luces. Todos teníamos el aspecto de cadáveres, ya que nada hace pensar tanto en un muerto como un hombre vestido de etiqueta en pleno día y una mujer pintada con las espaldas desnudas y cargada de joyas brillando a la luz del sol".
 
(1) Los ingleses nunca serán esclavos (o eslavos, indistintamente).   

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