viernes, 2 de enero de 2015

"Introducción a la historia de la filosofía".- Georg Hegel (1770-1831)


   

"Las diversas filosofías no solamente se han contradicho, sino también refutado. Ahora se puede preguntar, qué sentido tiene esa refutación recíproca. La contestación resulta de lo dicho hasta aquí. Refutable es solamente esto: que cualquier forma o modo concreto de la idea sea tenido ahora y en todo tiempo como lo más elevado. En su tiempo, esa forma de la idea ha sido lo más elevado; pero en tanto que hemos pensado la actividad del espíritu como desarrollándose, esa forma deja de ser la más elevada, ya no es reconocida como tal y, en cierta manera, es degradada a ser sólo un momento para el grado siguiente. El contenido no ha sido refutado. La refutación es solamente el descenso de una determinación a determinación subordinada. De esta manera, ningún principio filosófico se ha perdido sino que todos los principios filosóficos se han conservado con los principios formulados posteriormente. Solamente ha cambiado la situación que ellos habían tenido.
  Esta refutación ocurre en cada desarrollo, así en el brotar el árbol de su germen. Por ejemplo, las flores son la refutación de las hojas. Ellas (las flores) parecen ser la más elevada, la verdadera existencia del árbol. Pero las flores son anuladas por el fruto. El fruto, que es lo último, contiene todo lo que le ha precedido, todas las fuerzas antes de desarrollar. El fruto no puede convertirse en una nueva realidad sin atravesar todos los grados anteriores. Ahora estos grados se destruyen en la existencia natural, así como la Naturaleza, en general, es la idea en la forma del ser otro. También en el espíritu existe esta sucesión, esta refutación, pero de modo que los grados anteriores permanecen en unidad. La última, la filosofía más reciente, debe, por consiguiente, contener en sí los principios de todas las filosofías anteriores y, por tanto, debe ser la más elevada.
 Refutar es más fácil que justificar, es decir, conocer algo afirmativo y asumirlo (absorberlo).
 La historia de la filosofía muestra, por una parte, los límites, lo negativo de los principios pero, por otra parte, también lo afirmativo de los mismos. Nada es más fácil que mostrar lo negativo en ellos. Cesa la justificación de la conciencia que se sitúa a más altura que el juzgador cuando se reconoce lo negativo en ellos. Esto adula a la vanidad. Si se refuta algo, entonces se está más allá. Y si se está más allá de alguna cosa, entonces no se ha penetrado en ella. Pero al hecho de encontrar lo afirmativo corresponde haberse introducido en el objeto, haberlo justificado; y esto es mucho más difícil que refutarlo. Luego, en tanto que las filosofías se muestran como refutadas, deberán mostrarse también como conservadas.
 Además, hay que notar con esto que ninguna filosofía ha sido refutada; y, sin embargo, todas se refutan. Pero lo que ha sido refutado no es el principio, sino solamente algo en el principio que es lo último, lo absoluto, y, como tal, tiene absoluta validez. Es un hacer descender un principio a un momento determinado del todo. Luego el principio como tal no es eliminado sino sólo su forma para ser lo absoluto, lo último. Este es el sentido de la refutación de las filosofías". 

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