"Monotonización del Mundo.- La más honda impresión que conservo de todos los viajes realizados estos últimos años, a pesar de algunas experiencias felices, es un vago horror a la monotonización del mundo. En las manifestaciones externas de la vida todo se hace uniforme, todo se adapta a un tipo standard de civilización. Los usos individuales de cada pueblo pierden su carácter peculiarísimo, los vestidos se hacen uniformes, las costumbres llegan a ser internacionales. Parece que los países van penetrándose unos en los otros, que todos los hombres viven conforme a un mismo ideal de vida y que las ciudades se asemejan cada día más en su aspecto exterior. París está americanizado casi del todo y Viena budapestizada; se va perdiendo el sutil aroma de lo característico en las culturas; la capa de pintura de diversos colores va saltando rápidamente y por los grandes desconchados asoma el corazón color de acero de la vida moderna: la maquinaria.
Este proceso se inició hace tiempo: ya antes de la guerra, Rathenau señaló proféticamente como el rasgo más significativo de nuestra época esa mecanización de la vida, la preponderancia de la técnica; pero esta caída en la uniformidad exterior de la vida nunca ha sido tan precipitada y tan caprichosa como en los últimos años. Esto hay que verlo bien claro. Es quizá el problema más urgente y más trascendental de nuestro tiempo.
Sintomatología: podrían aducirse, para plantear claramente el problema, centenares de síntomas. me limito a indicar algunos de los más conocidos, que todo el mundo tiene presente, para demostrar cómo los usos y las costumbres se han ido monotonizando y esterilizando en la última década.
Lo que más salta a la vista: el baile. Hasta hace dos o tres décadas el baile estuvo ligado a las distintas naciones y al gusto personal del individuo. En Viena se bailaba el vals; en Hungría las czardas; en España, el bolero. [...] Hoy, millones de individuos entre Ciudad del Cabo y Estocolmo, entre Buenos Aires y Calcuta, bailan un mismo baile al compás de las mismas cinco o seis melodías asmáticas, impersonales. [...]
Segundo ejemplo: la moda. Nunca fue su entrada tan fulminante y tan simultánea en todos los países como en nuestra época. Antes, la moda tardaba años en pasar de París a las otras grandes ciudades y tardaba más años aún en pasar de las grandes ciudades a las provincias y encontraba en algunos pueblos ciertos muros naturales, costumbres locales que se oponían a las exigencias de su tiranía. Hoy, se erige en dictador mundial en el tiempo que dura un latido del corazón. Nueva York dicta hoy melena corta a las mujeres y dentro de un mes caen, como segadas por una sola guadaña, de 50 a 100 millones de cabelleras. [...]
Tercer ejemplo: el cine. Uniformización por encima de países e idiomas, formación de idénticas representaciones, de idéntico gusto (o mal gusto) en masas de miles de millones de personas. No hay en él rastro de nota individual, aunque los productores encarezcan sus películas nacionales; [...]
Cuarto ejemplo: la radio. Todos estos inventos no tienen por objeto más que una sola cosa: establecer la simultaneidad. Los habitantes de Londres, de París y de Viena escuchan al mismo tiempo una misma cosa y esta simultaneidad, esta uniformidad, tiene, por lo supradimensional, un efecto embriagador. Todas esas maravillas técnicas son una embriaguez, un estimulante para las masas, a la par que un terrible desencanto en lo moral y una peligrosa tentación para el individuo: la de abandonarse a la pasividad. [...]
Consecuencias: desaparición de toda individualidad, hasta en lo exterior. [...] ya se extiende esa forma aguda del éxito que, como una breve emisión de radio, comienza simultáneamente en todas las capitales europeas y momentos después se da por terminado. Y como todo se hace a corto plazo, la cultura general, esa síntesis racional adquirida con paciencia a lo largo de toda una vida, es un fenómeno muy raro en nuestra época, como es raro todo aquello que no se consigue sino por esfuerzo individual".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Realiza tu comentario: