jueves, 15 de enero de 2015

"Arte de amar".- Ovidio (43 aC.- 17 dC.)

    

"El medio más seguro y más corriente de engañar es el de invocar la amistad; medio que no por quedar impune deja de ser un crimen. [...]
 Voy a indicarte la justa medida que debes observar cuando bebas. Que tu espíritu y tus pies guarden constantemente el equilibrio. Evita sobre todo las querellas que engendran los alcoholes, en las que los puños y las palabrotas salen a relucir enseguida. No imites a Euritión, que murió tontamente por haber bebido demasiado. La mesa y el vino no deben inspirar más que una dulce alegría. Si tienes buena voz, canta; si tus miembros son flexibles, baila; no ocultes ninguna de tus habilidades; el caso es mostrarte agradable e ingenioso. La embriaguez verdadera produce disgustos, pero la falsa puede serte de gran utilidad. Aunque tu lengua balbucee torpes palabras, todos creerán que se debe al exceso de tus libaciones. Desea mil felicidades a tu amada y al que tiene la dicha de compartir su cama, aun cuando en lo más recóndito de tu alma profieras contra este último mil insultos y maldiciones. Cuando los convidados se retiren de las mesas, encontrarás el momento propicio para acercarte a ella; ábrete paso entre la turba, colócate como sin querer a tu lado. Este es el momento de hablarla; desecha, pues, cualquier estúpido reparo. Venus y la Fortuna se complacen en favorecer únicamente al audaz. No cuentes conmigo para que te enseñe los recursos de la elocuencia amorosa; tú empieza, que después ya acudirán a tus labios las frases espontáneas y felices. Tienes que representar el papel de un amante y por tanto tus palabras han de quemar con el mismo fuego que a ti te devora; te son lícitos todos los argumentos para persuadirla de tu pasión; y ella se convencerá fácilmente, porque no hay mujer, por fea que sea, que no se crea atractiva y digna de todos los amores. ¡Cuántas veces el que finge un amor que no siente acaba queriendo de veras! [...]
 Importa que haya dioses; como importa creer en ellos, para poner sobre sus altares el incienso, el vino y las mentiras. No yacen los dioses en un reposo indolente muy semejante al sueño; mientras seáis inocentes, ellos tendrán puestos sus ojos en vosotros. Devolvedles el depósito que se os ha confiado; acatad las leyes, aborreced el engaño y que vuestras manos puedan levantarse siempre al cielo limpias de sangre. [...] Engañad a los que os engañen".

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