lunes, 5 de febrero de 2018

Diario.- Jean-René Huguenin (1936-1962)


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Año 1.958, marzo

«Sábado, 1.- Lo peor de no haber experimentado más que débiles tentaciones es imaginar que podremos resistir con la misma facilidad todas las demás: las grandes tentaciones, las del cinismo, las del espíritu, las de la muerte y la mayor de todas, la tentación de la desesperación.
 "Que los frutos de tu acción no sean tu móvil" (Bhagavad Gita). Es posible que radique ahí el secreto de poder amar y odiar a la vez. ¡Valor!
 Lunes, 3.- Durante tres meses voy a estar metido en el infierno de la preparación de los exámenes. ¡Pero me siento indestructible! Y en lugar de engañarme con juegos pueriles, voy a combatir de frente, para probar mi resistencia. No haré lo que años anteriores. En cada alto no intentaré distraerme (las distracciones ya no me divierten, ni me distraen), sino volver a mí... Esto de volver a mí podría significar efectuar la introspección, analizarme, intentar comprenderme, saturarme de los estados de mi propia alma... Esto significa encontrar la firmeza de voluntad, medirla con la de los demás, con la del mundo, con la mía, ponerla en juego, comprometerla.
 La ternura indulgente, un poco desesperada y desde luego egoísta que hasta ahora sentí por la vida, y por la que me inclinaba a dejarme machacar, se ha transformado en ternura ardiente y dominadora. No es cuestión de definirme en relación al mayor número de cosas posibles, sino -con franqueza- de que el mayor número de cosas posible se defina en relación a mí.
 Tenía afición a escribir empleando mucho las vocales. Ahora experimento una enorme necesidad de utilizar consonantes, ansia de no escribir como los demás, de sorprender, de escandalizar, de escribir con resolución, sin rodeos. Mi próxima novela será gutural.
 No deseo sólo que se acepte a mis personajes, pretendo que se los admire. Y el único medio es que agoten sus posibilidades. Tienen que amar, tienen  que despreciar, tienen que sufrir del modo con que los lectores soñaron hacerlo; sueño sin vigor, sueño que su cobardía siempre desbarató. El héroe tiene que avergonzar al lector.
 Nils, o su sucesor: el romántico de hoy ya no sueña con heroísmos. Es heroico. Se ha visto decepcionado por quienes creyó amar, pero no está decepcionado del amor. Amor milagroso. Busca la vida desesperada. Encuentra la fuerza en el odio que le empuja. Aborrece el hábito. Es, en sentido lato, un insolente.
 En cuanto a mí mismo, he resuelto de una vez para siempre dar libre curso a mi insolencia.
 Martes, 4.- No vivimos bastante la juventud.
 Yo no sé si es prueba de mi vitalidad, de mi valor, pero siempre me falta tiempo.
 Existen tres cosas en las que hay que trabajar, ponerlas a prueba y acrecentarlas por medios muy prácticos: la voluntad, la imaginación, el buen empleo del tiempo.
 No hay ni Bien ni Mal, sino lo Grande y lo Bajo.
 No basta la voluntad, no basta la fuerza de la rebeldía. Es necesario inventar ocasiones para rebelarse.
 Si un día estos apuntes caen en tus manos, si te decides a leerlos, perdona su brevedad, su tono áspero. Tengo muchas cosas que decir y no consigo hacerlo. Y no estoy más satisfecho que tú. No son más que meros instrumentos de trabajo.
 ¿Deseas llegar a ser algo? Créete siempre capaz de todo. Aprende a sacrificarte. Pon tu honor en juego en todo lo que haces.
 Sucumbo, me desconcierto, me siento descuartizado bajo el peso de todas mis vidas futuras. La vida se empeña en que la amemos. Los placeres y la felicidad que despreciamos, las personas a quienes inmolamos, las bajezas que nos prohibimos, las imágenes humanas que arrojamos del corazón, el aislamiento, el recelo, el desdén hubieran debido crear el vacío en nosotros. Pero el alma es incorregible. Al primer soplo, la que es desgraciada  y la afortunada vacilan. Creen encontrar un alma gemela en los cuerpos de las marionetas famélicas que se lanzan al azar sobre el nuestro, que nos electrizan de hastío. ¡La esperanza! Hay que hacerse a ella. ¿Llegará el día en que logremos desilusionarnos? Puede el mundo herirnos y acorralarnos pero no ha de perseguirnos hasta nuestro último reducto, no habrá fuerza alguna que nos saque de allí. Somos libres. Capitán novato, que adivinas de pronto que el enemigo no te vencerá, sé muy bien por qué te sonríes. Por primera vez no te tienes miedo a ti mismo, sabes ahora que eres invencible. Poco importa el último asalto, la falsa victoria. Tu última bala será para ti. No nos cogerán con vida.
 Miércoles, 5.- Hay medios de dominarse: la facultad de reprimirse a voluntad y de soñar a discreción. Medios solamente. ¡Qué necedad la de los ejercicios continuos y sistemáticos! Tal vez yo los aconsejase a otros, pero únicamente para librarles del tedio. No hay victoria verdadera si no se logra con naturalidad.
 Un imbécil que empleó el tiempo en programar la conquista del mundo y dijo: "Estoy preparado", murió al instante. No se debe conceder a la disciplina más que el lugar indispensable. Nada más peligroso que las disciplinas frenéticas, que arruinan el amor. Como el asceta que no sabe amar otra cosa que su cilicio.
 La disciplina no tiene más objeto que la facultad de obedecer espontáneamente a la indisciplina natural.
 Sólo cuenta el dolor y el desorden. Estar presente, estar ahí, ser uno mismo, todo esto me apasiona.
 Ayer noche, S.L.H. estaba en forma; cenamos en casa Lipp con R. Preguntó el porqué de tanta propaganda en pro de una alimentación racional. Opina que hasta ahora hemos vivido bien sin todo este montaje. Yo dije que lo que hemos hecho es vivir mal. J.L.M. afirmó lo mismo: "Mirad los cementerios..."
 Lo único que hace tolerable mi dolor es su belleza. ¿Soy un esteta? Es más sencillo, muchísimo más sencillo...
 Jueves, 6.- Desahogarse es una tontería. Aclararse no conduce a nada. Justificarse es cobarde. Si quisiera que me comprendierais, desde luego, evitaría hablar de mí.
 Sábado 8.- ¡Ojalá que en el momento de mi muerte haya realizado mis cuatro deseos: escribir un libro; vivir con grandes ideales, honor y belleza; poseer el mayor número posible de pasiones; fundar una aristocracia, una sociedad secreta de almas fuertes.
 Domingo, 9.- Creo que la virilidad consiste, ante todo, en no engañarse a uno mismo.»
 
 [El extracto pertenece a la edición en español de Narcea Ediciones, en traducción de M. Gómez Molleda. Depósito Legal: M-8657-1971.]
 

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