Richard: Oye... Por cierto.
Sarah: ¿Mmmmm?
Richard: Te quiero hacer una pregunta.
Sarah: Dime.
Richard: ¿Se te ha ocurrido alguna vez pensar que mientras pasas la tarde siéndome infiel, yo estoy sentado en mi oficina, trabajando?
Sarah: Qué pregunta tan rara.
Richard: No. Tengo curiosidad.
Sarah: Nunca me has preguntado una cosa así.
Richard: Pues había querido preguntártelo muchas veces. (Corta pausa)
Sarah: Claro que he pensado.
Richard: ¡Ah! ¿Has pensado?
Sarah: Mmmmm. (Corta pausa)
Richard: ¿Y cuál es tu actitud respecto a eso?
Sarah: Lo vuelve todo... más picante.
Richard: ¿De verdad?
Sarah: Pues claro.
Richard: ¿Quieres decir que mientras estás con él me imaginas haciendo gráficos y leyendo balances?
Sarah: Bueno... sólo en ciertos momentos.
Richard: Claro.
Sarah: No todo el tiempo.
Richard: ¡Es natural!
Sarah: En determinados momentos.
Richard: Claro, claro. Pero, en fin. ¿No me olvidas del todo?
Sarah: De ninguna manera.
Richard: Debo decir que es muy conmovedor. (Pausa)
Sarah: ¿Cómo iba a olvidarte?
Richard: No me parece tan difícil.
Sarah: Estoy en tu casa.
Richard: Sí, pero con otro.
Sarah: Pero a quien quiero es a ti.
Richard: ¿Cómo dices?
Sarah: A quien quiero es a ti. [...]
Richard: ¿O sea, que esta tarde pensaste en mí trabajando en mi oficina?
Sarah: Desde luego. Aunque no fue una imagen muy clara.
Richard: ¡Ah! ¿Y por qué no?
Sarah: Porque sabía que no estabas en tu oficina. Sabía que estabas con tu amiga. (Pausa)
Richard: ¿Estaba? [...] ¿Qué amiga?
Sarah: ¡Por favor, Richard!
Richard: Es simplemente la palabra lo que me choca.
Sarah: La palabra. ¿Por qué? Yo soy completamente sincera contigo. ¿Por qué no puedes serlo tú conmigo?
Richard: Pero es que no tengo una amiga. Conozco perfectamente bien a una prostituta. Hay un mundo de diferencia.
Sarah: Pero admites... Tienes que admitir... que tienes...
Richard: No hay nada que admitir. Es una completa y perfecta prostituta de la que no vale la pena hablar. Una fulana a la que se visita entre dos trenes. [...]
Sarah: Debo decir que no esperaba que lo admitieras tan fácilmente.
Richard: Nunca me lo habías preguntado. La franqueza ante todo. Es esencial para la salud del matrimonio. ¿No estás conforme?
Sarah: Naturalmente.
Richard: ¿Estás conforme?
Sarah: Claro que sí.
Richard: ¿Tú eres completamente franca conmigo?
Sarah: Completamente".
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