Jueves, 27 de julio. 175º día.
«Jueves por la tarde.
Muchos estarán decepcionados por
mi “estado espiritual”. Estoy pensando sobre todo en padre y los demás
“creyentes” de mi familia. En mis hojas del diario de la celda de aislamiento supongo
que leerían más o menos el siguiente argumento: ¿Ves? En el sufrimiento y en el
miedo –ahí es donde encontraste el camino de la salvación de Dios. Ahora que
crees que ha pasado el peligro –ahora lo conviertes todo en obra del hombre
–psicología y “casualidad”- y niegas al Dios ante el que te has arrodillado y
llorado en rezo.
Para mí la celda de aislamiento queda como una
experiencia. Fue una vivencia espiritual -¡¡por fin!! Ante todo me ha enseñado
que “lo religioso” es algo exclusivamente espiritual. No es un asunto ni del
pensamiento ni de la voluntad. Es un sentimiento –generado por la necesidad. La
educación y la tradición ponen a nuestra disposición ciertas formas de fe y
éstas se aceptan a causa del valor emocional que las acompaña. Supongo que
también puede tener lugar algo “religioso” en un individuo que carezca de
educación religiosa y que pertenezca a una sociedad sin experiencia religiosa.
Podemos ver que la historia lo muestra.
La necesidad de “salvación” se genera por el
miedo y el sufrimiento y aspira a una salvación completamente terrenal. En la
necesidad –en manos del enemigo- la idea de un “poder superior” al enemigo
surge con una fuerza y una naturalidad que provienen del instinto de
conservación y de la voluntad de defensa. Estos elementos naturales de la
mentalidad religiosa son “racionalizados” en un sistema de teo-logía –saber
sobre “Dios” o “los dioses”. La racionalización se lleva a cabo con toda la
lógica de la que dispone el individuo o la estirpe y por un tiempo representa
la experiencia espiritual de la estirpe de un modo completamente válido. Este
tiempo hace mucho que ha pasado en el caso de la teología cristiana ortodoxa.
Podía vencer en el ánimo humano cuando la estirpe aún no había roto el anillo
mágico de la ilusión. Ahora está roto. Todo esto ya lo sabía antes con la
cabeza. Ahora la cuestión está también aclarada como “asunto del corazón”.
Intelectual y emocionalmente el asunto –la cuestión religiosa- ha arrojado la
siguiente “solución” o respuesta: quien busca se encuentra a sí mismo.
Encuentra su propio miedo –su desamparo en manos del enemigo y su deseo “que
anhela el cielo” de salvarse del miedo, la muerte y el sufrimiento. Quien pueda
librarme (librarlo) de estas “potencias del mal” sin duda es “Dios”. Quien pueda
abolir estos pensamientos y sentimientos míos sin duda también es una “gran
potencia”.
[…]
Sábado, 29 de julio. 177º día
“Mataniños” llamamos a uno de los carceleros.
Él y “Rojo” fueron los que nos procuraron el castigo del hambre por un juego de
cartas.
Desde entonces ha estado imposible. Se
comporta de un modo descarado, grosero y malicioso. Ayer volvió a venir por
aquí para pavonearse. Constató algo de polvo sobre un estante y enseguida sacó
la pestilente palabra “Schwein*”. De nada sirve protestar o dar explicaciones.
En tal caso nos ronda el castigo de hambre. Esta semana nos han amenazado dos
veces con eso.
Cualquiera tendría que entender que haya polvo
en una celda en la que sencillamente no se puede ventilar porque la “ventana”
es un ventanuco a la altura del techo tapado por un postigo. Como es obvio
limpiamos todo el polvo que podemos pero de poco sirve. El polvo está aquí y no
podemos quitarlo. Esto también lo sabe “Zampa-niños” como es natural. Aun así
nos llama “Schwein”. En fin –esto es una nimiedad- pero es tan típica del
“sistema” de aquí que merece su lugar.
Lo típico es que carecemos de cualquier
derecho –incluso de los más simples derechos de la decencia.
[…]
Lunes, 31 de julio. 179º día
El optimismo en el bando noruego de la cárcel
con respecto al final de la guerra es enorme. ¡¡Se espera que llegue en los
próximos dos meses!! ¡¡Y las puertas de la libertad se abrirán para nosotros!!
dice el correo V. Es evidente que resulta tentador creer en semejante evangelio
–pero sin duda hay un número considerable de factores inciertos en este
producto del “Visto y oído” y del deseo.
Ayer entró un hombre nuevo en la D 35. ¡¡Dice
que la gente cree que la guerra se va a acabar dentro de un mes!! Yo no creo
nada pero espero que el final llegue este año. No es una esperanza del todo
infundada. Cf. Arne Ording.
Es por la tarde del 31 de julio. Los otros
tres habitantes de la C 35 están durmiendo en el suelo. El recién llegado está
inquieto y se despierta a menudo de un respingo. Es un tipo majo y tranquilo de
veinte años que hoy ha estado en su primer interrogatorio. No han llegado a
pegarle pero el látigo estaba allí. Han usado un lenguaje horroroso así que el
veinteañero está un poco alterado, como es normal. Su caso no es en absoluto un
caso. Estaba de vacaciones visitando a un tío suyo y es posible que el caso
ataña a su tío. Esto no lo sabe el joven y tampoco sabe en qué podría consistir
semejante caso in casu.
Martes,
1 de agosto. 180º día
Se ha vuelto a declarar la
guerra entre 5984 y yo. Creo que de hecho todo lo que se puede pedir y más para
evitar la discordia. Pero a la larga es imposible. Reidar Olaf Erichsen es un
verdadero canalla cuyos modales canallescos tienen que acabar con la paciencia
de cualquier persona sensata. No hace falta nada para sacarlo de sus casillas y
entonces dispara sus insultos de cloaca y riñe a diestro y siniestro con la
“lógica” de un niño de ocho años. No recuerda sus propias afirmaciones un
segundo después de haberlas defendido.
Sus “argumentos” consisten en débiles
analogías del tipo: “Dices que soy basto y maleducado. Ergo debes de pensar que
tú eres mucho más fino y mejor que los demás”. Erichsen no entiende que el ergo
de este “argumento” no es válido y no se percata de la advenediza introducción
de los términos ‘los demás’ en vez de ‘yo’ (si el argumento por lo demás fuera
válido). Una serie de errores de este tipo no tardan en enmarañarlo todo.
Por añadidura, los argumentos tienen para él
una importancia subordinada o casi inexistente. En su lugar utiliza palabrotas.
Sus palabrotas son excepcionalmente groseras –recogidas de los basureros del
sexualismo y la escatología. Van acompañadas por amenazas de ponerte los “ojos
morados” –de “limarte la boca”, etc. Así que las maldiciones son la argamasa de
esta construcción de primitivismo y sexualismo.
Le he aguantado mucho a este paria. He hecho
lo suficiente para mantener una buena relación con él. Ya no quiero más. Callo.
Miércoles,
2 de agosto. 181º día
El cuatro de agosto –el viernes- hará medio año
que estoy en la cárcel. Ese día me hubiera gustado hacer un “balance” por
escrito. Tendría que incluir las pérdidas y ganancias de las experiencias y
reflexiones de los últimos seis meses. Debería arrojar un resultado en forma de
un sí o un no a algunas cuestiones de importancia.
No creo que llegue a hacerlo. No hay aquí
suficiente tranquilidad para semejante empresa.
Ahora estamos cuatro hombres en diez metros
cuadrados. El calor del verano hace sofocante la celda… y yo no dispongo de la
tensión interior que se precisa.
Jueves,
3 de agosto. 182º día
El desaliento respecto de mí mismo y del ser
humano en general se ha visto fuertemente reforzado durante mi tiempo en la
cárcel. Lo visto y lo oído me muestran con claridad y distinción que
deambulamos estúpidamente por una maleza de infantilismos. Hombres grandes y
poderosos, con la gorra ladeada y cordones y cintas de colores por aquí y por
allá, salen a la caza de una astilla –un trocito de cordel- un trapo. Aparentan
enfurecerse sobremanera por asuntos ínfimos que inflan hasta convertirlos en
“Staats und Hauptaffairen”**. Todo esto es enteramente ridículo y sobre el
trasfondo de las muertes masivas y la destrucción resulta desquiciado
preocuparse por una astilla de madera cuando todo el reino está siendo
destruido –porque la vanidad está vinculada con la astilla de madera- es
auténticamente humano – y despreciable.
Muchos de mis pensamientos actuales están
relacionados con la conducta humana habitual aquí en el mundo. Este tipo de
pensamientos se ven necesariamente marcados por el pesimismo. La conducta
humana es por lo general insensata e inmoral. Se sacrifica sin remedio al
individuo a favor del reglamento de las hordas y éstas no conocen más que el
blanco y el negro. Esta polarización de los conceptos y los sentimientos es la
reacción normal a la realidad.»
*Cerdo,
en alemán.
** Asuntos principales y de Estado, en alemán
[El texto pertenece a la edición en español de Editorial Veintisiete Letras,
2009, en traducción de Cristina Gómez Baggethun, pp. 115-121. ISBN:
978-84-92720-03-3.]
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