XIV.- La compleja inserción del racionalismo científico en Europa
El "Averroísmo latino"
«Como se ha visto más arriba, las obras de Averroes fueron traducidas por Miguel Escoto, de la corte de Federico II Hohenstaufen, y por los judíos de la Corona de Aragón y fueron conocidas en París, nada más empezarse a traducir, poco después de 1230. Al principio se le da poca importancia e incluso se le interpreta mal, como les ocurrió a Roger Bacon y Alberto Magno. Pero quienes deciden adoptar antes que nadie las enseñanzas tanto de Aristóteles como las de su comentarista Averroes es la Facultad de Artes que está empeñada en hacer filosofía asimilando estas nuevas doctrinas frente a la de Teología, aferrada al agustinismo, neoplatonismo y a la escueta Escritura y libros de Sententiae clásicos, sobre todo los de Pedro Lombardo.
Sin embargo, a pesar de que, como se ha visto, Alberto Magno y Tomás de Aquino asumieron el aristotelismo para su teología e incluso algunos de los comentarios de Averroes, sin embargo, algo había en los que ya se podía llamar "Averroísmo" que hería los oídos teológicos de ambos. Así en 1256 Alberto magno escribe contra Averroes su Sobre la unidad del Intelecto y en 1258 Tomás de Aquino su Summa contra gentes y su Sobre la unidad del Intelecto contra los averroístas, criticando a Averroes junto con otros filósofos paganos. Con ello, Averroes empieza a destacar sobre los demás comentaristas árabes y sus doctrinas llegan a ser foco de atención principal, aparte de las de Aristóteles. Tan son foco de atención que se crea un nuevo cuerpo doctrinal que, si bien está inspirado en Averroes, sin embargo hay tesis que jamás pronunció el pensador cordobés, como es la famosa de "la doble verdad" que tanto escandalizó y cuyo núcleo consistía en afirmar que una misma tesis puede ser verdad en filosofía y su contraria también en teología.
Las críticas contra Averroes arrecian y en 1267 San Buenaventura escribe sus Exposiciones sobre los diez mandamientos, en 1268 sus Lecciones sobre los dones del Espíritu Santo y en 1273 sus Lecciones sobre el Hexamerón, todas ellas claramente antiaverroístas. Gil de Lessines da una lista de errores en su Errores de los filósofos, donde Averroes aparece en lugar destacado. Este mismo autor dirige en 1277 una carta a Alberto Magno con "quince artículos que, en las escuelas de París, proponen los maestros que son considerados como los más importantes en su filosofía", los cuales artículos tienen un carácter claramente averroísta. Alberto Magno le responde manteniéndose en el plano de la filosofía pura. Estas tesis son las mismas que condenará Tempier y son: la eternidad del mundo y de la especie humana; la unidad de un solo Intelecto (el llamado Intelecto Agente) para todos los hombres; la carencia de libertad de la voluntad humana; el principio de que Dios no conoce nada fuera de sí mismo con la consecuencia de que no existe la providencia divina.
Pero la gran condena fue la de 1277 en que, Tempier y Roma confabulados, condenan 219 proposiciones, excomulgando a todos los que las defiendan. En el prefacio de la misma se apunta a la doble verdad cuando afirma: "dicen que esto es verdad según la filosofía, pero no según la fe católica, como si hubiera dos verdades contrarias, y como si en lo que dicen los paganos condenados hubiera una verdad, opuesta a la Sagrada Escritura". Las tesis que se condenan constituyen un amasijo revuelto de doctrinas de la más diversa procedencia (no sólo de Averroes). Además, hay unas veinte tesis por lo menos de Tomás de Aquino, lo cual se explica, primero, porque sus adversarios se aprovecharon para introducirlas y así tener motivos para arremeter contra él; y, segundo, porque efectivamente algunas tesis son averroístas (por ejemplo, la eternidad del mundo que es compaginable con la creación según Tomás de Aquino), pues en su interpretación de Aristóteles se acerca mucho más a Averroes que a Avicena, hasta el punto de que algunos, como Asín Palacios, han hablado de un "Averroísmo teológico" en Santo Tomás de Aquino.
Por algunas de las tesis contenidas en esta condena de 1277, podemos saber cuál era el pensamiento averroísta y cuáles eran los temas que empezaban a penetrar en Europa, de procedencia semita árabe aunque algunos de ellos tendenciosamente muy deformados con el fin de poder atacar más directamente las "innovaciones" de musulmanes y judíos (una vez más el rechazo de Europa a "lo otro"). Es obvio que algunas de estas tesis jamás las formularon ni imaginaron los filósofos musulmanes ni judíos ni Averroes. Daremos algunos ejemplos ilustrativos: tesis 40 y 154: ocuparse de la filosofía es el estado más perfecto y sólo son sabios los filósofos; tesis 153 y 175: el conocimiento de la teología no vale e incluso es perjudicial; tesis 56, 42,152, 174, 184, 185, 217: la teología está llena de fábulas y de errores, las cuales no están fundadas en la razón; y Dios no se puede conocer más que a sí mismo y, por tanto, no puede conocer lo contingente ni lo que va a ocurrir en el futuro; tesis 6, 91, 101: el mundo es eterno; hubo, por tanto, en el pasado una infinidad de revoluciones del cielo, revoluciones que, al retornar cada treinta y seis mil años, ocasionan los mismos efectos; tesis 87, 91: las especies contenidas en el mundo son también eternas y, por tanto, no hubo un primer hombre ni habrá un último; tesis 21: lo que pasa en el mundo ocurre necesariamente; tesis 32: el Intelecto es uno para todos los hombres y está separado de éstos; tesis 134, 163, 164: en todas sus acciones el hombre sigue el apetito dominante y este apetito, si no encuentra obstáculo, es movido necesariamente por lo deseable, a menos que se crea que la voluntad sigue de manera forzosa lo que cree y le dicta la razón, en todo caso, la voluntad está determinada por el exterior; tesis 144: todo el bien que puede alcanzar el hombre consiste en las virtudes intelectuales; tesis 176: la felicidad puede alcanzarse ya en esta vida; tesis 168: la continencia no es esencialmente una virtud; tesis 169: la abstinencia completa del acto carnal corrompe la virtud y la especie; tesis 171: la humildad no es una virtud. Y, como éstas, otras muchas más que componen el cuadro completo del Averroísmo (repito: no del mismo Averroes).
Este Averroísmo fue sostenido durante el Medievo por autores como Siger de Brabante (h. 1235-h. 1284) y Boecio de Dacia (fl. h. 1270), contra quienes iba especialmente dirigida la condena de 1277, Juan de Jandún (muerto en 1328), Marsilio de Padua (h. 1275-h. 1343), éste, sobre todo, en el aspecto político y otros muchos más. Después de la Edad Media, el Averroísmo siguió desde finales del siglo XV hasta el XVII, centrándose, sobre todo, en la Universidad de Padua, con representantes tales como Nicoleto Vernia (h. 1420-1499), Agostino Nifo (1463-h. 1546), Alesandro Achillini (1463-1512), Marco Antonio Zimara (muerto en 1532) y otros más.
Pero lo más importante no es que se fuera averroísta de pleno derecho o que se tuvieran solamente algunas tesis tomadas del Averroísmo, como fue el caso de Pedro Abano (1257-1315) o del comentador de Aristóteles Jacobo Zarabella (1533-1589). Como tampoco era fundamental ser aristotélico alejandrista, al modo como lo veremos a continuación. La clave estaba en que Averroísmo, Aristotelismo, Alejandrismo, no eran más que expresión concretada en ciertas corrientes de un ambiente general nuevo que había invadido la ciencia y filosofía europeas proveniente del mundo semita (aunque, como se ha dicho, deformándolo), a saber: el gusto especial por la razón, por el naturalismo, por la separación de filosofía/ciencia de la religión y por cuantas cosas se han apuntado en el capítulo número 4.»
[El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Akal, 1997, pp. 78-80. ISBN: 84-460-0787-8.]