"Aquí la voz de Europa. Habla Ezra Pound. Título: Oscuridad.
Estáis en la más negra oscuridad y en la confusión. Habéis sido llevados, contra vuestra voluntad, a la guerra y no sabéis nada. No sabéis nada de las fuerzas que la han provocado o bien no sabéis casi nada.
Me encuentro en la trágica situación del que ha trabajado durante veinticinco años para evitarla y, de hecho, no ha sido evitada. Pero una fe en el destino no implica necesariamente la fe en el hecho de que nosotros no tengamos ningún deber, que no debamos tratar de aprender, que debamos sentarnos pasivamente ante un antiquísimo mal.
Si hubiera habido un poco más de conocimiento, si se hubiera eliminado a un pequeño número de incapaces y de cobardes, la guerra no hubiera debido estallar.
Pues bien, los europeos, que deben saber algo más que los gañanes de las fábricas americanas, fueron burlados porque eran ignorantes. Se pueden vender quince ediciones de un libro cada cuarenta años sin conseguir penetrar en la mentalidad de una nación.
Algunas de las cosas que digo no constituyen una novedad, pero creo que todas son necesarias para comprender de dónde sopla el viento.
Debéis comprender algo, o morir. Comprender; comprender o morir.
No todos los poderes adquisitivos se derivan del trabajo.
Los incapaces tratan de vivir de la parte del poder adquisitivo que no procede del trabajo.
Ahora bien, existen poderes adquisitivos fundados en el trabajo, y el mismo trabajo, suficiente para afrontar toda la cultura, todas las disciplinas, todas las artes, todas las actividades humanísticas, a la vida honrada en general.
El poder adquisitivo suplementario no crea nada. Pudre todas estas cosas. No crea lo que hace la vida digna de ser vivida. La combate, la desprecia, la deshonra.
Mil años de pensamiento europeo sirvieron para formar lo que hay de mejor en la vida tal como nosotros la concebimos, o como la habíamos concebido antes de los dos estallidos bélicos. Como tales estallidos eran necesarios para dispersar las nubes, los hedores, las cadenas del monopolio.
No existe una necesidad intelectual para que la liberación nos llegue a través de los cañones, los carros de combate y las ametralladoras. Puede decirse que la estupidez y el cerebro de gallina de los hombres son tan densos y duraderos que, sin una publicidad explosiva, evidentemente la Humanidad no habría comprendido ni hubiera prestado atención a las raíces del mal.
Europa combate por la vida honrada.
Los incapaces combaten para impedirla".
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