Babel
«Se fue hace mucho ese hombre por quien tanta
devoción siento, a quien idolatro, a alguien tiene que idolatrar uno, su
pensamiento inició un camino retrógrado, que lo alejó de nosotros, ahora su
carácter no dejará su impronta en milenios, sino sólo en mí, la afectada,
que espera y espera. Este hombre, como dije, ejerció un efecto extraordinario
sobre el cuerpo, no, sobre el cuerpo no, sobre todos los cuerpos, o mejor
dicho, podría haberlo hecho, pero no se aprovechó de ello, usó su miembro de
forma relajada, como quien dice, consciente de su hiperdesarrollo,
pero oigan, no estoy hablando del hiperdesarrollo de
su miembro, ¡sino del
de toda su persona! Debe haber irradiado algo esta persona, ¿era poder? No, no.
Pero sí. Fue el poder de, a partir de un individuo indiferente como yo, formar
un pueblo, como quien funda una religión, un pueblo que lo venera y que lo
seguirá venerando por siempre para que él le depare la salvación. Determinaría
mi destino durante milenios si pudiera seguir mi destino tanto tiempo. Como no
puedo, lo que hago es perseguirlo sólo a él, que es mi destino. Hoy en día, la
crónica informativa se reduce a tetas, culos, coños, que los periódicos serios
deben tapar, y sí, ahora es un conocimiento que poseemos todos, cómo son
estas partes, ¡Pero antes solamente en el culto a los héroes lograba uno llegar
a ver alguna parte íntima! ¡Se rendía culto a los dueños del sexo!, cuál sexo
no importa, al fin y al cabo hay
uno solo. La escritura de la historia, en la que ahora a nosotros no nos dejan
participar, los norteamericanos son los únicos que se pueden poner el carnet de
miembro en el miembro, si uno tiene otro carnet, entonces en seguida lo
controlan, sólo a los norteamericanos les dan los carnets de la historia,
¿pero quién soy yo?, ¿quién me creo que soy?, ay, pero a ver, ¿qué
era lo que quería decir?, la escritura de la historia, la crónica de los
hechos, la crónica de los destinos de los individuos que ejercieron el dominio,
obviamente no sobre nosotros, de los destinos de los conquistadores, obviamente
tampoco nuestros conquistadores, demasiado insignificantes éramos nosotros
como para que los dominadores nos registrarán siquiera, en conclusión: la
crónica de los hechos se ha metido en la crónica de las tetas, le
ha cedido su lugar. Ahora las tetas y los coños hacen historia, y todos se
dan prisa por meterse allí dentro, no importa cuantos hayan estado antes allí,
para convertirse en un ser histórico y en el ser, la esencia de la historia, lo
que queda de ella, cuando están dentro, mucha no queda, pero bueno, por
favor, entonces, ese ser aprehende el ser, esencia de la historia a través del
proceso de convertirse en cuerpo. Y ahora por favor otro favor, porque esto
siempre fue así: tomaos de las manos en alto, en parejas, una detrás de la
otra, en una fila, así yo me cuelgo de nuestras manos como de una escalera
horizontal en la gimnasia deportiva, ¡y así voy avanzando y así os puedo
seguir! La historia ha manufacturado cuerpos como la fábrica de conservas
de Inzersdorf,
o la que sea, pero la historia de los últimos tiempos consiste en que los
cuerpos están ahí, ahí se quedan, a menos que estén en el extranjero, que los
cuerpos pongan manos a la obra los unos sobre los otros. Matar se volvió
superfluo. Follar también se volvió de algún modo impersonal, ¿no? Como lo
hacen todos y lo pueden hacer en cualquier momento y en cualquier lugar, es
como le pasó a la historia, cómo decirlo: se despersonalizó. La verdad, una
pena, ¿no? Y como el polvo público tiene lugar entre beldades,
uno quiere ser una beldad, disfrutar de ello, tenemos derecho a disfrutarlo,
porque todos somos seres públicos, o no, en realidad no. Más bien digamos que
no. Pero todo es y se hace público, eso no se discute. Lo que uno observa,
las observaciones tienen lugar en el aire, no en el espíritu, hasta que parte
el alma del moribundo que exhala el último suspiro, y precisamente por eso es
que la gente se dice: hala, hala, y aprovecha
la primera ocasión para quitarse la ropa. Algunos se cambian de
ropa para aparecer renovados ante su pareja y luego poder volver a
decepcionarla. Pero, insisto, observen esto: las nuevas circunstancias y
relaciones históricas se reducen a esos ocultos e impersonales momentos donde
uno se encuentra entre nos y dentro de uno mismo y dentro del otro. Lo que
sucede porque somos seres animados, sí no no podríamos
hacer nada, pero fijaos, una vez que todo fue animado por la televisión, llegó
entonces la ciencia para volver a quitarle el alma a una parte del mundo y
desarrollar una pantalla plana y la televisión digital. ¡Pero no, no, todo
esto no guarda relación con las relaciones! Las relaciones son concretas, y de
ellas se encarga la Misión de San Cristóbal. Ahí se sube uno sobre los hombros
del otro, por ejemplo, un niño sobre un pedófilo, un portador de Dios que
carga a la izquierda, y el niño es llevado en andas atravesando el río, la
verga, el portador, no el portador de la verga sino del niño, se la ha puesto
antes cómodamente sobre el hombro derecho, y las piernas del niño se las ha
puesto pegadas alrededor del cuello, como uno de esos abrelatas, casi lo
asfixia, esa postura casi lo asfixia mientras va avanzando por el agua, pero si
el niño se cae y se ahoga, a San Cristóbal le quedará todavía su verga, no la
suya, la del niño por supuesto, y las piernas puestas como un abre- apetitos
carnales, como un abrelatas, uno de esos con aros de metal de distintos
tamaños, yo también tengo uno de esos, en los que según el tamaño de la lata se
elige el aro y se lo coloca alrededor del coño, digo de la lata, para abrirla,
y luego vaciar su contenido, no importa adónde vaya el contenido
después. Los seres humanos pastan el uno en el otro, así que no
necesitan abridor, todo es campo de pastoreo. No es uno un animal y el otro el
campo de pastoreo, Son dos campos de pastoreo que se devoran mutuamente y
luego bajan la cabeza hacia el suelo entristecidos. Pero por quien lloran es
por sí mismos, porque están solos. Tampoco necesitamos ya más lo animal que hay
en nosotros, sin esa parte animal igual hacemos historia punto matamos sin
necesidad y sin que nadie nos mande hacerlo. Para la historia también es
importante que la economía tenga relaciones, Que la forma de
alimentación tenga una relación con nosotros, que tengamos herramientas que Por
su parte tienen relaciones entre ellas cuando descienden en Marte, en la arena
en la arena en la arena, y todo resulta estéril estéril estéril,
y que las caminatas que hace la gente por los senderos de montaña tengan
relaciones o por lo menos las costumbres las construyan: en el refugio
alpino se construye de forma precaria con los cuerpos algo correcto y adecuado
con el solo fin de que uno pueda pasar por sus puertas, Y las puertas están
ahí, solas, no, la verdad es que solas no están, tienen pareja, así que
olvídense de ellas, no están disponibles, las casas del cuerpo abren ellas
las puertas, y entonces entramos nosotros. Crecimiento demográfico,
descontento popular y cambios climáticos son las consecuencias luego.
Al gran hombre, el representante, el soberano, ya no le cabe ningún otro
papel salvo el de oportunista de masas, qué consiste en representar
oportunistamente las aspiraciones de las masas, y quien las represente mejor,
ese será respetado como un grande mientras que los más seguirán
teniendo poca importancia. Es en realidad fortuito que las aspiraciones de
las masas se logren corporeizar en una persona, quiero decir, que se
halle una persona que pueda corporizar algo así como una aspiración de la
masa, y entonces después todos los otros cuerpos, cuyos pétalos se han abierto
como Jesús en la cruz, sí, el de la herida en el costado. Podría
hablar mucho sobre esa herida, sobre esa vulva ensangrentada que se abre en el
costado, Amfortas y
todo eso, el Sagrado Corazón de Jesús, en fin, ¡todos los demás se quieren
mostrar de un modo tan exhibicionista! ¡Ustedes también se lo podrían
haber ahorrado! No tienen más que esperar, en cualquier momento algo se va a
abrir, algo seguro que se abre, sí siempre se trata de eso, de
que se abra algo, un pantalón, una casa, en ese afán, en
esa aspiración algo se abre y hace saltar los puntales por los Aires como
calzoncillos que se arrancan y destrozan.
Después la gente destroza sus
relaciones y no ve el momento de entrar en una nueva relación, o
quizá más bien de descentrarse y hundirse en una relación, o que
la relación lo hunda, oh señor, yo no soy digna de que entre en tu
casa. Pero tú encarnas y apuntarlas mis aspiraciones tan bien,
que a ti te elijo, y te autorizo a que me introduzcas un sólido puntal bien
puesto como corresponde, quiero decir qué así quizá mejore mi resistencia,
¿pero por qué jadeas así? ¿Se te hace ya demasiado largo? ¿Y has
notado también esa discrepancia entre tu persona y tu órgano genital? ¿Te
resulta demasiado grande, demasiado pequeño, demasiado mediano? A mí me
llamó la atención enseguida, apenas te vi, antes incluso de ver siquiera tu
órgano genital me imaginé: ¡aquí seguro que habrá fuertes
discrepancias! Uno demasiado grande, el otro demasiado pequeño, a ti te
dejo ver cuál es cuál, no, no te dejo eso a ti, a ti te dejo como máximo la
elección del local a donde ir a cenar, pero las elecciones locales ya no te las
dejo más a tu cargo, se las dejaré a otro, elegiré a mi propio
representante, ¡y contra él, te digo, no tienes ni una oportunidad! Por
ahora, por ahora todavía estoy a tu merced, Dios cretino, ¡cuánto confías en tu
naturaleza! Pero ella no puede hacer absolutamente nada. Espera solo,
hasta que ya no sea más yo, ¡entonces te encontrarás metido y atrapado en otra
y no sabrás qué hacer! Y entonces surgirán las discrepancias. No, las
discrepancias comenzaron hace ya mucho tiempo, es solo que nunca nos dimos
cuenta. Pero las discrepancias aparecen también entre la
postura que guardan nuestros órganos de pensamiento y nuestros
órganos sexuales, y vaya postura en que quedó guardado todo ese mobiliario de
mal gusto que el mundo adquirió de nuevo en una liquidación, porque él quiere y
quiere acostarse al lado de alguien, es como una obligación para él, y por
querer adquirió algo, como suele suceder, algo que en todos los casos
está de más, en fin en fin, ¿qué quería decir?, que es por medio del
pensamiento que aparecen esas discrepancias entre nuestros órganos sexuales, y
aparentemente no encajan porque nadie los quiere, él quiere solo los de él, los
míos no los quiere, le parece que no encajamos entonces yo: quisiera esos, pero
en un tamaño más grande, digo, ¿los tendrá en la mediana? ¿no?,
entonces llevo la pequeña, pero ahí él no querrá entrar cuando quiera entrar,
pero la grande sería demasiado grande, bueno, bueno, decía que sí, bueno que es
por medio del pensamiento que se deben allanar esas discrepancias de modo que
los seres humanos puedan volver a follar como se debe. Quiero decir que ya no
necesiten pensar antes, bueno, ya está, asunto acabado.»
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