domingo, 9 de noviembre de 2014

"El régimen del solitario". Avempace (1080-1139)


 

"La ciudad perfecta se caracteriza porque en ella están ausentes el arte de la medicina y el de la jurisprudencia y eso porque el amor une mutuamente a sus habitantes, los cuales, en consecuencia, no discuten entre sí en absoluto. Por eso, si falta el amor en uno de los miembros de esa ciudad y sobreviene la discordia  es preciso, entonces, que se restablezca la justicia y, por tanto, se necesitará inexorablemente de alguien que la cumpla, a saber:  del juez. Más aún: todos los actos de la ciudad perfecta son rectos, pues esta cualidad es un concomitante suyo necesario. Es la razón por la que sus habitantes no se nutren con alimentos nocivos ni precisan conocer, por ejemplo, los medicamentos para curar el ahogo que produce la ingestión de setas venenosas o cosas parecidas a estas, ni necesitan saber cómo se cura el abuso del vino, puesto que allí no hay nada desordenado. De este modo, si abandonan el ejercicio se producen, en consecuencia, multitud de enfermedades que, evidentemente, no son propias de la ciudad perfecta en la que, quizá, en la mayoría de los casos no se necesite curar más que, por ejemplo, la luxación u otras cosas del mismo género y, en general, aquellas enfermedades cuyas causas concretas vienen del exterior y que un cuerpo bueno y sano es incapaz por sí mismos de evitarlas.Y, ciertamente, se ha comprobado que muchas personas sanas curan sus heridas graves espontáneamente, aparte de otros hechos que dan fe  de esto. Por consiguiente, una de las características de la ciudad perfecta es que no existan en ella ningún médico ni juez. Y uno de los concomitantes generales que acompañan a las cuatro ciudades imperfectas* es que se precisen en ella médicos y jueces; y conforme la ciudad se aleja de la perfecta, más necesidad habrá en ella de estos dos, siendo más elevado el estatus social de ambas clases de personas.
   Es evidente que en la ciudad perfecta y completa a cada uno se le da aquello que más le conviene, que todas las opiniones que hay en ella son verdaderas y ninguna falsa, que las acciones que se realizan son absoluta y exclusivamente virtuosas y que todas las obras que se dan fuera de la ciudad perfecta, aunque sean buenas, lo serán con relación a algún mal existente en ella. [...]
   Del mismo modo, por lo que respecta a los hombres felices, si es posible que existan, sólo tienen la felicidad aislándose y, en consecuencia, el régimen correcto únicamente será el del hombre aislado tanto si se trata de uno solo como si son más, en tanto no se una la comunidad o la ciudad a sus doctrinas. A estos solitarios son a los que los sufíes designan con el nombre de extranjeros ya que, aunque vivan en sus propios países o entre sus compañeros y vecinos, en realidad son extranjeros en sus ideas, pues se han marchado con sus pensamientos a otros niveles de vida que son para ellos como sus patrias. Todo esto aparte de otras cosas que dicen".
  
 
*Las cuatro ciudades imperfectas son la ciudad ignorante, la inmoral o viciosa, la del error o extraviada y una última, mezcla de las tres anteriores. A ellas se opone la ciudad virtuosa  o perfecta.

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