Tercera parte:
Pedagogía crítica: un panorama general
5.-Pedagogía
crítica: una revisión de los principales conceptos
La pedagogía
crítica y la construcción social del conocimiento
Ideología
«La hegemonía no
podría hacer su trabajo sin el apoyo de la ideología. La ideología permea todo en la vida social y no sólo se refiere a la ideología política del comunismo,
socialismo, anarquismo, racionalismo o existencialismo. La ideología se refiere
a la producción y representación de ideas, valores y creencias y a la forma
en que son expresados y vividos tanto por los individuos como por los grupos. Simplemente,
la ideología se refiere a la producción de sentidos y significados. Puede
describirse como una forma de ver el mundo, un complejo de ideas, diferentes
tipos de prácticas sociales, rituales y representaciones que tendemos a
aceptar tanto como naturales como de sentido común. Es el resultado de la
intersección del significado y el poder en el mundo social. Las costumbres, los
rituales, las creencias y los valores suelen generar en los individuos
concepciones distorsionadas de su ubicación en el orden sociocultural y por
tanto sirven para reconciliarlos con tal ubicación y para disfrazar las
relaciones injustas de poder y privilegio; esto es lo que algunas veces es
llamado "hegemonía ideológica". Stuart Hall y James Donald definen
ideología como “los marcos de pensamiento
que son usados en la sociedad para explicar, imaginar, otorgar sentido o dar
significado al mundo social y político [...] Sin estos marcos no podríamos
darle sentido al mundo de ningún modo; pero con ellos nuestras percepciones
están inevitablemente estructuradas en una dirección particular por los propios
conceptos que estamos usando”.
La ideología incluye
tanto funciones positivas como negativas en cualquier momento dado: la función
positiva de la ideología es "proporcionar los conceptos, categorías,
imágenes e ideas por medio de los cuales la gente da sentido a su mundo social
y político, forma sus proyectos, toma una cierta conciencia de su ubicación en
el mundo y actúa en él"; la función negativa de la ideología
"se refiere al hecho de que todas esas perspectivas son inevitablemente
selectivas. De este modo una perspectiva organiza positivamente los 'hechos' y
tiene sentido porque incluye inevitablemente esa forma de poner las
cosas."
Para entender completamente la función
negativa de la ideología, debe vincularse el concepto con una teoría de
dominación. La dominaáón ocurre cuando las relaciones de poder
establecidas en un nivel institucional son sistemáticamente asimétricas; esto
es, cuando son desiguales y privilegian por lo tanto a algunos grupos por
encima de otros. De acuerdo con John Thompson, la ideología en su función negativa
trabaja mediante cuatro formas diferentes: la legitimación, la disimulación, la
fragmentación y la cosificación. La legitimación ocurre cuando un
sistema de dominación se sostiene presentándose como legítimo o como
eminentemente justo y digno de respeto. Por ejemplo, al legitimar al sistema
escolar como justo y meritocrático y como uno que da a todos las mismas
oportunidades, la cultura dominante esconde la verdad del curriculum oculto -el
hecho de que aquellos a quienes la escuela ayuda más son los que vienen de las
familias más opulentas. La disimulación resulta cuando las relaciones de
dominación están ocultas, negadas u oscurecidas en diferentes formas. Por
ejemplo, la práctica de la estratificación institucionalizada en las escuelas
pretende que la escuela ayuda a satisfacer mejor las necesidades de los grupos
estudiantiles con distintas habilidades académicas. No obstante, describir la
estratificación en esta forma ayuda a encubrir su función social reproductiva,
que es la de clasificar a los estudiantes de acuerdo con su ubicación social de
clase. La fragmentación ocurre cuando las relaciones de dominación están
sostenidas por la producción de significados en una forma que fragmenta a los
grupos de tal modo que quedan ubicados en oposición a otros. Por ejemplo,
cuando los críticos de la educación conservadores explican los niveles
decadentes en la educación estadounidense como resultado de haber tratado de
acomodar a los estudiantes minoritarios de bajos ingresos; esto algunas veces
produce una reacción en otros grupos subordinados en contra de los estudiantes
inmigrantes. Esta táctica del "divide y dirige" evita que los grupos
oprimidos trabajen juntos para asegurar colectivamente sus derechos. La cosificación
ocurre cuando ciertas situaciones históricas transitorias se presentan como
permanentes, naturales y de sentido común como si existieran fuera del tiempo.
Esto ha ocurrido
hasta cierto grado con la exigencia actual por un programa nacional basado en
la adquisición de información sobre los "grandes libros" para tener mayor
acceso a la cultura dominante. Estos trabajos son venerados como conocimiento
de alto nivel, pues la fuerza de la historia los anuncia como tales y los ha
ubicado en las listas de libros en instituciones culturales respetables como
las universidades. Aquí la alfabetización se vuelve un arma que puede usarse en
contra de los que son "culturalmente analfabetas", cuya clase social,
raza o género presenta sus propias experiencias e historias como de poca
importancia para ser dignas de investigación. Esto es, como herramienta
pedagógica, un énfasis en los grandes libros frecuentemente desvía la atención
de las experiencias personales de los estudiantes y de la naturaleza política
de la vida diaria. Enseñar los grandes libros es también una forma de inculcar
ciertos valores y modelos de conducta en los grupos sociales, solidificando de
ese modo la jerarquía social existente, la tarea más difícil al analizar estas
funciones negativas de la ideología es desenmascarar esas propiedades
ideológicas que se insinúan como los componentes fundamentales de la realidad.
Las funciones ideológicas que secuestran la esfera del sentido común consiguen
con frecuencia disfrazar las bases de sus operaciones.
En este punto
debería estar claro que la ideología representa un vocabulario de estandarización
y una gramática de designios sancionada y sostenida por prácticas sociales
particulares. Todas las ideas y los sistemas de pensamiento organizan una interpretación
de la realidad de acuerdo con sus propias metáforas, narrativas y retórica. No
hay "estructura profunda", lógica totalizante o gran teoría prístina
en forma libre de efectos que esté completamente descontaminada de interés, valoraciones
o juicios -o sea, de ideología. No hay santuario privilegiado separado
de la cultura y la política donde podamos ser libres para distinguir la verdad
de la creencia, el hecho del juicio, la imagen de la interpretación. No hay
ambiente "objetivo" que no esté impregnado con la presencia social.
Si podemos todos
estar de acuerdo en que como individuos heredamos una comunidad preexistente de
signos, y reconocemos que todas las ideas, valores y significados tienen raíces
sociales y desarrollan funciones sociales, entonces comprender a la ideología
se vuelve un asunto de investigar qué conceptos, valores y significados oscurecen
nuestra comprensión del mundo social y nuestra ubicación dentro de las redes
de las relaciones entre poder y conocimiento, y cuáles conceptos, valores y significados
esclarecen tal comprensión. En otras palabras, ¿por qué ciertas formaciones
ideológicas hacen que no reconozcamos nuestra complicidad al establecer o
mantener relaciones asimétricas de poder y privilegio dentro del orden sociocultural?
La ideología
dominante se refiere a los patrones de creencias y valores compartidos por
la mayoría de los individuos. Casi todos los estadounidenses -tanto los ricos
como los pobres- comparten la creencia de que el capitalismo es mejor sistema
que el socialismo democrático, por ejemplo, o que los hombres en general son
más capaces de desempeñarse en posiciones de mando que las mujeres o que las
mujeres deberían ser más pasivas y hogareñas. Aquí debemos reconocer que el
sistema económico requiere de la ideología del capitalismo consumidor para
naturalizarla y presentarla como de sentido común. La ideología del patriarcado
también es necesaria para mantener a salvo y segura la naturaleza de la
economía en la hegemonía prevaleciente. Hemos sido "alimentados" con
estas ideologías dominantes durante décadas mediante los medios masivos de
comunicación, las escuelas y la socialización de la familia.
Las ideologías
oposicionales existen, no obstante, e intentan desafiar a las ideologías dominantes
y resquebrajar los estereotipos existentes. En algunas ocasiones, la cultura
dominante es capaz de manipular ideologías alternativas y oposicionales de forma
que la hegemonía pueda ser más efectivamente asegurada. Por ejemplo, The
Cosby show, en la televisión comercial, lleva el mensaje de que hay un
camino social en Estados Unidos para que los negros sean doctores y abogados exitosos.
Esta imagen favorable de los negros, no obstante, enmascara el hecho de que la
mayor parte de los negros en ese país viven en una posición subordinada a la cultura
dominante blanca con respecto al poder y al privilegio. La cultura dominante asegura
la hegemonía trasmitiendo y legitimando ideologías, como en The Cosby show, que
reflejan y dan forma a la resistencia popular a los estereotipos, pero que en la
práctica hacen poco por desafiar las bases reales de poder de los grupos
dominantes.
La ideología
dominante frecuentemente alienta a las ideologías oposicionales y tolera las
que desafían su propia racionalidad, dado que absorbiendo esos valores contradictorios,
ellas serán cada vez menos capaces de domesticar los valores conflictivos y
contradictorios. Esto se debe a que la sujeción hegemónica del sistema social
es tan fuerte que en general puede resistir la disensión y de hecho
neutralizarla como oposición simbólica. Durante mis días de enseñanza en el
gueto suburbano, los bailes escolares en el gimnasio solían celebrar los
valores, los significados y el placer de la vida en la calle -algunos de los
cuales podían ser considerados oposicionales- pero eran tolerados por la
administración porque ayudaban a disminuir la tensión en la escuela. Se
permitía a los estudiantes un espacio simbólico por un tiempo limitado, si bien
no revistió nada concreto en términos de la subordinación cotidiana de los estudiantes
y sus familias.
La principal
cuestión para los maestros que intentan ser conscientes de las ideologías que
modelan su propia enseñanza es: ¿cómo ciertas prácticas se han vuelto tan habituales
o naturales en los ambientes escolares que los maestros las aceptan como normales,
no problemáticas y esperadas? ¿Con qué frecuencia, por ejemplo, cuestionan los
maestros prácticas tales como la estratificación, el agrupamiento por habilidades,
la graduación competitiva, los enfoques pedagógicos centrados en el maestro y
el uso de recompensas y castigos como estrategias de control? El punto aquí es
comprender que estas prácticas no están cinceladas en piedra, sino que están, en
realidad, socialmente construidas; entonces, ¿cómo está estructurada
ideológicamente la sabiduría destilada de la teorización educativa tradicional?
¿Qué constituye los orígenes y legitimidad de las prácticas pedagógicas dentro
de esta corriente? ¿Hasta qué grado esas prácticas pedagógicas sirven para dar
el poder al estudiante y hasta qué grado operan como formas de control social
que apoyan, estabilizan y legitiman el papel del maestro como guardián moral
del estado? ¿Cuáles son las funciones y los efectos de la imposición
sistemática de las opiniones ideológicas en las prácticas docentes en el aula?
En mi diario, ¿qué
caracterizó las bases ideológicas de mi propia práctica de enseñanza? ¿En qué
forma el "ser escolarizado" capacita y a la vez contiene las
subjetividades de los estudiantes? Uso aquí la palabra "subjetividad"
para significar formas de conocimiento que son tanto conscientes como inconscientes
y que expresan nuestra identidad como agentes humanos. La subjetividad
relaciona el conocimiento diario en sus formas socialmente construidas e
históricamente producidas. A continuación, podemos preguntar: ¿Cómo las
prácticas ideológicas dominantes de los maestros ayudan a estructurar las
subjetividades de los estudiantes? ¿Cuáles son las posibles consecuencias de
esto, para bien o para mal?
Prejuicio
Prejuicio es el
juicio anticipado y negativo de individuos y grupos a partir de evidencias no
reconocidas, infundadas e inadecuadas. Como estas actitudes negativas ocurren
con mucha frecuencia, adquieren un carácter de sentido común o ideológico que
suele emplearse para justificar los actos de discriminación.»
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