7.-Escenarios de cambio global
7.3.-Escenarios del cambio global
«Con el conocimiento de los cambios
ambientales acontecidos y con la integración de los principales aspectos
socioculturales, la “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio” establece
cuatro grandes escenarios generales que no se plantean como predicciones sino
que pretenden explorar aspectos poco predecibles de los cambios en los motores
de cambio global y en los servicios de los ecosistemas. Ningún escenario
representa la continuidad de la situación actual, aunque todos parten de la
situación y tendencias actuales. Los diferentes escenarios suponen un aumento
de la globalización o un aumento de la regionalización, así como una actitud de
reacción, donde sólo se afrontan los problemas cuando se convierten en algo
evidente y, por otro lado la actitud de acción, donde la gestión activa de los
ecosistemas busca deliberadamente la preservación a largo plazo de los
servicios de los ecosistemas antes de que los problemas sean muy graves o
remediables.
Escenarios 1 y 2: un mundo globalizado
Escenario
1.- Manejo reactivo de los ecosistemas: “Orquestación Global”. Este
escenario representa una sociedad conectada globalmente por el comercio global
y la liberalización económica, que toma una actitud reactiva para la solución
de los problemas de los ecosistemas. No obstante, también toma medidas
efectivas para la reducción de la pobreza y las desigualdades y realiza
inversiones públicas en infraestructuras y en educación. El crecimiento
económico de este escenario es el más alto de los cuatro y se estima que la
población humana en el 2050 será la más baja.
Escenario
2.- Manejo proactivo de los ecosistemas: “Tecno-Jardín”. Este escenario
representa una sociedad conectada globalmente; pero que depende en gran medida
de tecnologías “verdes”, respetuosas con el medio ambiente, y una actitud
proactiva en la resolución de los problemas ambientales. Depende de ecosistemas
altamente gestionados para proporcionar los servicios de los que depende. El
crecimiento económico es relativamente alto y tendente a acelerarse, mientras
que la población en el 2050 estará en el término medio de los cuatro escenarios.
Escenarios 3 y 4: un mundo regionalizado
Escenario
3.- Manejo reactivo de los ecosistemas: “Orden desde la fuerza”. Este
escenario representa un mundo regionalizado y fragmentado, preocupado por la
seguridad y la protección, que enfatiza los mercados regionales, presta poca
atención a los bienes públicos y toma una actitud reactiva frente a los
problemas ambientales. El crecimiento económico es el más bajo de los cuatro
escenarios (especialmente bajo en los países en desarrollo) y tiende a disminuir
mientras que el crecimiento de población será el más alto.
Escenario
4.- Manejo proactivo de los ecosistemas: “Mosaico adaptativo”. En este
escenario, las regiones, a la escala de cuencas hidrográficas, son el núcleo de
la actividad política y económica. Las instituciones locales se fortalecen y
las estrategias locales de manejo de los ecosistemas son comunes. Las
sociedades desarrollan un manejo altamente proactivo de los ecosistemas. El
crecimiento económico es inicialmente lento pero crece con el tiempo, y la
población en el año 2050 es casi tan alta como en el escenario “Orden desde la
fuerza”.
Tal como sugieren estos escenarios, los
motores directos e indirectos que van a afectar a los ecosistemas durante los
próximos cincuenta años van a ser fundamentalmente los mismos que hoy. Sin
embargo, va a cambiar la importancia relativa de los distintos motores de
cambio. El cambio climático y la concentración de altos niveles de nutrientes
en el agua van a ser problemas cada vez más importantes, mientras que el
crecimiento de la población va a serlo relativamente menos. Los escenarios
predicen que la rápida conversión de los ecosistemas para su empleo en
agricultura, suelo urbano e infraestructuras va a seguir avanzando. Tres de los
cuatro escenarios predicen mejoras al menos en algunos de los servicios de los
ecosistemas. No obstante, en muchos casos los usos de los ecosistemas por parte
de las personas aumentarán sustancialmente. Los cuatro escenarios prevén que va
a continuar la rápida transformación de los ecosistemas. Se espera que entre un
10% y un 20% de los pastos y bosques actuales sean transformados debido a la
expansión de la agricultura, las ciudades y las infraestructuras. Asimismo, los
cuatro escenarios prevén que la pérdida de hábitats terrestres conducirá, de
aquí al año 2050, a
una fuerte caída de la diversidad local de las especies nativas y de los
servicios asociados. Las pérdidas de hábitats previstas en los cuatro
escenarios conducirán a extinciones a nivel mundial a medida que las poblaciones
se ajusten a los hábitats restantes. Por ejemplo, el número de especies de
plantas podría reducirse un 10-15% como consecuencia de la pérdida de hábitats
entre 1970 y 2050.
Los distintos escenarios sugieren que la
gestión activa de los ecosistemas es, en general, ventajosa, y especialmente
bajo condiciones cambiantes o novedosas. Las sorpresas en los ecosistemas son
inevitables debido a que las interacciones implicadas son complejas y a que en
la actualidad aún no se comprenden bien las propiedades dinámicas de los
ecosistemas. Un planteamiento de acción activa es más beneficioso que un
planteamiento de reacción frente a problemas porque la restauración de
servicios de un ecosistema degradados o destruidos es más costosa en tiempo y
dinero que la prevención de la degradación y no siempre es posible.
Cambios previsibles en los servicios de los ecosistemas y en el
bienestar humano
Todos los escenarios indican que aumentará
sensiblemente el empleo de los servicios de los ecosistemas por parte de los
humanos. En muchos casos, esto conduce a un deterioro de la calidad de los
servicios e incluso a una reducción de su cantidad. Es probable que la
seguridad alimentaria siga fuera del alcance de gran parte de la población, y
se espera que los recursos mundiales de agua dulce sufran cambios grandes y
complejos que afecten a una proporción creciente de la población. La demanda
creciente de pescado conduce a un mayor riesgo de colapso de las reservas
marinas a escala regional, que podría ser contrarrestada si el crecimiento
actual de la acuicultura consigue superar cuellos de botella actuales y reducir
sus impactos ambientales.
La contribución futura de los ecosistemas
terrestres a la regulación del clima es incierta. La emisión o captación de
carbono por los ecosistemas afecta a la cantidad de ciertos gases de efecto
invernadero presentes en la atmósfera y de ese modo regula el clima de la
Tierra. En la actualidad, los ecosistemas terrestres son un sumidero neto de
carbono, que absorbe cerca del 20% de las emisiones de combustibles fósiles. Es
muy probable que este servicio de regulación climática se vea afectado por los
cambios en el uso de las tierras, aunque es difícil de predecir ya que nuestra
comprensión de los procesos de respiración del suelo es limitada. Los servicios
de los ecosistemas áridos y desérticos son especialmente vulnerables a los
cambios y en especial a aquellos debidos al cambio climático, al estrés hídrico
y a usos intensivos. El océano seguirá captando CO2 de la atmósfera,
principalmente por la bomba de solubilidad, pues la bomba biológica ve reducida
su actividad, o incluso podría bombear CO2 en sentido opuesto, hacia la
atmósfera, por efecto del incremento de temperatura.
Las acciones para incrementar un servicio de
un ecosistema suelen causar la degradación de otros servicios, lo que a su vez
causa daños importantes al bienestar humano. Ejemplos de esto son el aumento
del riesgo de cambios no lineales en los
ecosistemas, la pérdida de capital natural, la agudización de la pobreza o el
aumento de desigualdades entre grupos de población. Es difícil evaluar las
implicaciones del cambio global sobre los ecosistemas y dar recomendaciones
precisas para su gestión porque muchos de los efectos tardan en manifestarse,
porque pueden ocurrir a cierta distancia y porque los actores que cargan con
estos costes no suelen ser los mismos que los que recogen los beneficios de las
alteraciones.
En general, se espera que la salud humana
mejore en el futuro en la mayoría de escenarios. Sólo el escenario que combina
regionalización con una gestión de reacción podría llevar a una espiral
negativa de pobreza, empeoramiento de la salud y degradación de los ecosistemas
en los países en vías de desarrollo. La degradación de los servicios de los
ecosistemas está afectando particularmente a la población más pobre y más
vulnerable del planeta, y representa en ocasiones el principal factor generador
de pobreza y eventualmente flujos migratorios. La pobreza, a su vez, tiende a
aumentar la dependencia de los servicios que prestan los ecosistemas. Esto
puede provocar más presión sobre los ecosistemas y acarrear una espiral
descendente de pobreza y degradación de los ecosistemas en el futuro que se ha
de prevenir con políticas claras que incorporen la evaluación de los servicios
de los ecosistemas y los efectos de su pérdida en los escenarios
macroeconómicos de las naciones.»
[El texto pertenece a la edición en español del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 2006, pp. 101-103. ISBN: 978-84-00-08452-3.]
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