martes, 12 de octubre de 2021

Cambio global. Impacto de la actividad humana sobre el sistema Tierra.- Carlos M. Duarte (1960) y otros


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7.-Escenarios de cambio global

7.3.-Escenarios del cambio global

 «Con el conocimiento de los cambios ambientales acontecidos y con la integración de los principales aspectos socioculturales, la “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio” establece cuatro grandes escenarios generales que no se plantean como predicciones sino que pretenden explorar aspectos poco predecibles de los cambios en los motores de cambio global y en los servicios de los ecosistemas. Ningún escenario representa la continuidad de la situación actual, aunque todos parten de la situación y tendencias actuales. Los diferentes escenarios suponen un aumento de la globalización o un aumento de la regionalización, así como una actitud de reacción, donde sólo se afrontan los problemas cuando se convierten en algo evidente y, por otro lado la actitud de acción, donde la gestión activa de los ecosistemas busca deliberadamente la preservación a largo plazo de los servicios de los ecosistemas antes de que los problemas sean muy graves o remediables.

Escenarios 1 y 2: un mundo globalizado

 Escenario 1.- Manejo reactivo de los ecosistemas: “Orquestación Global”. Este escenario representa una sociedad conectada globalmente por el comercio global y la liberalización económica, que toma una actitud reactiva para la solución de los problemas de los ecosistemas. No obstante, también toma medidas efectivas para la reducción de la pobreza y las desigualdades y realiza inversiones públicas en infraestructuras y en educación. El crecimiento económico de este escenario es el más alto de los cuatro y se estima que la población humana en el 2050 será la más baja.

 Escenario 2.- Manejo proactivo de los ecosistemas: “Tecno-Jardín”. Este escenario representa una sociedad conectada globalmente; pero que depende en gran medida de tecnologías “verdes”, respetuosas con el medio ambiente, y una actitud proactiva en la resolución de los problemas ambientales. Depende de ecosistemas altamente gestionados para proporcionar los servicios de los que depende. El crecimiento económico es relativamente alto y tendente a acelerarse, mientras que la población en el 2050 estará en el término medio de los cuatro escenarios.

Escenarios 3 y 4: un mundo regionalizado

 Escenario 3.- Manejo reactivo de los ecosistemas: “Orden desde la fuerza”. Este escenario representa un mundo regionalizado y fragmentado, preocupado por la seguridad y la protección, que enfatiza los mercados regionales, presta poca atención a los bienes públicos y toma una actitud reactiva frente a los problemas ambientales. El crecimiento económico es el más bajo de los cuatro escenarios (especialmente bajo en los países en desarrollo) y tiende a disminuir mientras que el crecimiento de población será el más alto.

 Escenario 4.- Manejo proactivo de los ecosistemas: “Mosaico adaptativo”. En este escenario, las regiones, a la escala de cuencas hidrográficas, son el núcleo de la actividad política y económica. Las instituciones locales se fortalecen y las estrategias locales de manejo de los ecosistemas son comunes. Las sociedades desarrollan un manejo altamente proactivo de los ecosistemas. El crecimiento económico es inicialmente lento pero crece con el tiempo, y la población en el año 2050 es casi tan alta como en el escenario “Orden desde la fuerza”.

 Tal como sugieren estos escenarios, los motores directos e indirectos que van a afectar a los ecosistemas durante los próximos cincuenta años van a ser fundamentalmente los mismos que hoy. Sin embargo, va a cambiar la importancia relativa de los distintos motores de cambio. El cambio climático y la concentración de altos niveles de nutrientes en el agua van a ser problemas cada vez más importantes, mientras que el crecimiento de la población va a serlo relativamente menos. Los escenarios predicen que la rápida conversión de los ecosistemas para su empleo en agricultura, suelo urbano e infraestructuras va a seguir avanzando. Tres de los cuatro escenarios predicen mejoras al menos en algunos de los servicios de los ecosistemas. No obstante, en muchos casos los usos de los ecosistemas por parte de las personas aumentarán sustancialmente. Los cuatro escenarios prevén que va a continuar la rápida transformación de los ecosistemas. Se espera que entre un 10% y un 20% de los pastos y bosques actuales sean transformados debido a la expansión de la agricultura, las ciudades y las infraestructuras. Asimismo, los cuatro escenarios prevén que la pérdida de hábitats terrestres conducirá, de aquí al año 2050, a una fuerte caída de la diversidad local de las especies nativas y de los servicios asociados. Las pérdidas de hábitats previstas en los cuatro escenarios conducirán a extinciones a nivel mundial a medida que las poblaciones se ajusten a los hábitats restantes. Por ejemplo, el número de especies de plantas podría reducirse un 10-15% como consecuencia de la pérdida de hábitats entre 1970 y 2050.
 Los distintos escenarios sugieren que la gestión activa de los ecosistemas es, en general, ventajosa, y especialmente bajo condiciones cambiantes o novedosas. Las sorpresas en los ecosistemas son inevitables debido a que las interacciones implicadas son complejas y a que en la actualidad aún no se comprenden bien las propiedades dinámicas de los ecosistemas. Un planteamiento de acción activa es más beneficioso que un planteamiento de reacción frente a problemas porque la restauración de servicios de un ecosistema degradados o destruidos es más costosa en tiempo y dinero que la prevención de la degradación y no siempre es posible.
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Cambios previsibles en los servicios de los ecosistemas y en el bienestar humano

 Todos los escenarios indican que aumentará sensiblemente el empleo de los servicios de los ecosistemas por parte de los humanos. En muchos casos, esto conduce a un deterioro de la calidad de los servicios e incluso a una reducción de su cantidad. Es probable que la seguridad alimentaria siga fuera del alcance de gran parte de la población, y se espera que los recursos mundiales de agua dulce sufran cambios grandes y complejos que afecten a una proporción creciente de la población. La demanda creciente de pescado conduce a un mayor riesgo de colapso de las reservas marinas a escala regional, que podría ser contrarrestada si el crecimiento actual de la acuicultura consigue superar cuellos de botella actuales y reducir sus impactos ambientales.
 La contribución futura de los ecosistemas terrestres a la regulación del clima es incierta. La emisión o captación de carbono por los ecosistemas afecta a la cantidad de ciertos gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera y de ese modo regula el clima de la Tierra. En la actualidad, los ecosistemas terrestres son un sumidero neto de carbono, que absorbe cerca del 20% de las emisiones de combustibles fósiles. Es muy probable que este servicio de regulación climática se vea afectado por los cambios en el uso de las tierras, aunque es difícil de predecir ya que nuestra comprensión de los procesos de respiración del suelo es limitada. Los servicios de los ecosistemas áridos y desérticos son especialmente vulnerables a los cambios y en especial a aquellos debidos al cambio climático, al estrés hídrico y a usos intensivos. El océano seguirá captando CO2 de la atmósfera, principalmente por la bomba de solubilidad, pues la bomba biológica ve reducida su actividad, o incluso podría bombear CO2 en sentido opuesto, hacia la atmósfera, por efecto del incremento de temperatura.
 Las acciones para incrementar un servicio de un ecosistema suelen causar la degradación de otros servicios, lo que a su vez causa daños importantes al bienestar humano. Ejemplos de esto son el aumento del riesgo de cambios  no lineales en los ecosistemas, la pérdida de capital natural, la agudización de la pobreza o el aumento de desigualdades entre grupos de población. Es difícil evaluar las implicaciones del cambio global sobre los ecosistemas y dar recomendaciones precisas para su gestión porque muchos de los efectos tardan en manifestarse, porque pueden ocurrir a cierta distancia y porque los actores que cargan con estos costes no suelen ser los mismos que los que recogen los beneficios de las alteraciones.
 En general, se espera que la salud humana mejore en el futuro en la mayoría de escenarios. Sólo el escenario que combina regionalización con una gestión de reacción podría llevar a una espiral negativa de pobreza, empeoramiento de la salud y degradación de los ecosistemas en los países en vías de desarrollo. La degradación de los servicios de los ecosistemas está afectando particularmente a la población más pobre y más vulnerable del planeta, y representa en ocasiones el principal factor generador de pobreza y eventualmente flujos migratorios. La pobreza, a su vez, tiende a aumentar la dependencia de los servicios que prestan los ecosistemas. Esto puede provocar más presión sobre los ecosistemas y acarrear una espiral descendente de pobreza y degradación de los ecosistemas en el futuro que se ha de prevenir con políticas claras que incorporen la evaluación de los servicios de los ecosistemas y los efectos de su pérdida en los escenarios macroeconómicos de las naciones.»

   [El texto pertenece a la edición en español del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2006, pp. 101-103. ISBN: 978-84-00-08452-3.]

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