«Si todas las mujeres abandonaran a los
hombres, se negaran a tener algo que ver con cualquiera de ellos, todos los
hombres, el gobierno, y hasta la economía nacional se hundirían sin remedio.
Incluso sin dejar a los hombres, las mujeres conscientes del alcance de su
superioridad y de su poder sobre ellos, podrían adueñarse de todo en pocas
semanas y someter totalmente a los hombres. En una sociedad sana, el macho trotaría
obedientemente detrás de la mujer. El hombre es obediente, se somete con
facilidad al yugo de cualquier mujer empeñada en dominarlo. El hombre, de
hecho, desea desesperadamente someterse a las mujeres, vivir bajo la autoridad
de su mamá, y abandonarse a sus cuidados. Pero no vivimos en una sociedad sana,
y la mayoría de las mujeres no tienen la menor idea de la verdadera relación de
fuerzas.
El conflicto, pues, no se produce entre mujeres y hombres, sino entre
las SCUM —las mujeres dominantes, libres, seguras de sí mismas, mordaces,
violentas, egoístas, independientes, orgullosas, intrépidas, libres,
arrogantes, que se consideran capaces para gobernar el universo, que han
luchado contra viento y marea hasta alcanzar los límites de esta sociedad y están
dispuestas a desenfrenarse y barrerlos— y las Hijas de Papá amables, pasivas,
complacientes, cultivadas, educadas, dignas, subyugadas, dependientes,
asustadas, grises, angustiadas, ávidas de aprobación, desconcertadas ante lo desconocido, que quieren seguir
revolcándose en la cloaca (al menos, les resulta familiar), aferrarse a los
amos, sentir a Papá a sus espaldas y apoyarse en fuertes bíceps; necesitan ver
una cara fofa y peluda en la Casa Blanca, demasiado cobardes para enfrentarse a
la horrorosa realidad del hombre, de Papá, que se han acomodado en la pocilga,
han hecho causa común con las bestias, se adaptan y no conocen otra forma de
vida, han rebajado sus mentes, sus pensamientos y sus percepciones al nivel del
macho; que, carentes de juicio, de imaginación y de genio sólo pueden obtener
estima en una sociedad masculina, que sólo pueden ocupar un lugar en el sol (o
mejor, en el estiércol), como cluecas o en calidad de reposo del guerrero, que
son rechazadas por las otras mujeres, que proyectan sus deficiencias, su
masculinidad, sobre todas las mujeres a quienes consideran gusanos.
Pero SCUM es demasiado impaciente para esperar y aguardar a que se
produzca el deslavado de cerebro de millones de agujeros. ¿Por qué las mujeres
impetuosas deben seguir arrastrándose miserablemente junto con todas estas
aburridas mujeres-machos? ¿Por qué el destino de los seres capaces debería
cruzarse con el de los tarados? ¿Por qué las imaginativas y activas deberían
tener en cuenta a las pasivas y mediocres? ¿Por qué las independientes deberían
patear locas junto con las que se amparan a Papá?
Un comando de SCUM puede apoderarse del país en un año, dando por el
culo al sistema a todos los niveles, destruyendo selectivamente la sociedad y
asesinando.
SCUM será la gran fuerza enculatoria, la fuerza del destrabajo. Los
miembros de SCUM eligirán toda clase de profesiones y destrabajarán.
Por ejemplo, las vendedoras y telefonistas SCUM, no cobrarán. Las
operarias y oficinistas SCUM, cojerán el trabajo destruyendo el material en
secreto. Las SCUM destrabajarán sistemáticamente hasta hacerse despedir,
después buscarán un nuevo empleo para sabotear.
SCUM tomará por asalto los autobuses, los taxis y los puestos de vender
billetes; conducirán autobuses y taxis y entregarán billetes gratuitos al
público.
SCUM destruirá todos los objetos inútiles y dañinos como vidrieras, Gran
Arte, etcétera.
SCUM arremeterá contra las parejas mixtas (hombre-mujer), que encuentre
al paso y las deshará.
SCUM matará a todos los hombres que no formen parte del Cuerpo Auxiliar
Masculino de SCUM. Forman parte del Cuerpo Auxiliar Masculino los hombres que
se emplean metódicamente en su propia eliminación, los hombres que practican el
bien, fueren cuales fueren sus motivos y nieguen las reglas del juego de SCUM.
He aquí algunos ejemplos de los
integrantes del Cuerpo Auxiliar: hombres que matan a hombres; biólogos que
trabajan en investigaciones constructivas, en lugar de preparar la guerra
biológica; periodistas, escritores, redactores jefe, editores y productores que
difunden y promocionan las ideas capaces de servir a los objetivos de SCUM; los
maricas que, con magnífico ejemplo, animan a otros hombres para desmachizarse y
en consecuencia volverse relativamente inofensivos; hombres que prodigan
generosamente dinero y todos los servicios necesarios; hombres que dicen la
verdad —hasta ahora ninguno lo ha hecho nunca—, y guardan un comportamiento
justo con las mujeres, que revelan la verdad sobre sí mismos, proporcionan a
los descerebrados frases correctas que repetir y les dicen que el objetivo
principal en la vida de una mujer es aplastar el sexo masculino. Para ayudar a
los hombres en esta tarea, SCUM organizará Sesiones Miérdicas durante las
cuales cada hombre presente pronunciará un discurso con la frase: soy una
mierda, una mierda miserable y abyecta, y acto seguido procederá a enumerar los
distintos aspectos de su mierdicidad. Su recompensa por esta actuación, será la
oportunidad de confraternizar después de la sesión y durante toda una hora con
las SCUM presentes. Se invitará a las mujeres amables y educadas para clarificar
las dudas y los malentendidos que puedan tener acerca del sexo masculino; a los
fabricantes y promotores de libros, películas porno, que nos conducen al día en
que en las pantallas sólo se verá chupar y cojer (los hombres, como las ratas
siguiendo el sonido de la flauta encantada, serán arrastrados hasta su
perdición por los engañosos encantos de la Gata, y desbordados, abrumados por
ella, se anegarán en esa carne pasiva que han sido siempre) los propagadores de
drogas que apresuran la decadencia masculina.
Pertenecer al Cuerpo Auxiliar Masculino es una condición necesaria pero
no suficiente para formar parte de la lista de indultados de SCUM; no es
suficiente practicar el bien: para salvar sus culos insignificantes, los
hombres deben además evitar el mal. Entre los hombres más detestables y dañinos
aparecen: los violadores, los políticos y todo su clan (propagandistas,
miembros de los partidos políticos, etcétera); los cantantes y los músicos
malos; los Presidentes del Directorio, los Gana-Pan, los agentes inmobiliarios,
los propietarios de los restaurantes, los Grandes Artistas, los cobardes, los
policías, los magnates, los científicos que trabajan en investigaciones en
favor de la destrucción y la muerte o para la industria privada (casi todos los
científicos), los mentirosos y los farsantes, los disc-jockeys, los hombres que
se imponen aunque sea mínimamente a las mujeres, los hacendosos, los corredores
de bolsa, los que hablan cuando no tienen nada que decir, los que deambulan
ociosamente por las calles y estropean el paisaje con su presencia, los
hipócritas, los artistas plagiarios, los sucios, los moscones, los hombres que
dañan a una mujer, los que se dedican a la industria de la publicidad, los
escritores, periodistas, redactores jefes, editores, etcétera, deshonestos; los
censores, público y privado, todos los miembros de las fuerzas armadas, incluso
los reclutas (LBJ y McNamara dan las
órdenes pero los oficiales de servicio las realizan) y particularmente los
pilotos (si la Bomba estalla, no será LBJ quien la arrojará, sino el piloto).
En el caso del hombre cuyo comportamiento puede considerarse tanto malo como
bueno, una evaluación subjetiva y completa de su persona determinará si su
comportamiento es, al hacer la síntesis, bueno o malo.
Resulta muy tentador meter en el mismo saco a hombres y Grandes Artistas
y a las mujeres hipócritas, etcétera, pero sería incómodo, pues no quedaría
nadie. En toda mujer hay algo que, en mayor o menor grado huele a podrido, pero
se debe a toda una vida de convivencia con los hombres. Eliminad a los hombres
y las mujeres mejorarán. Las mujeres son recuperables; los hombres, no, aunque
su comportamiento puede cambiar. Cuando SCUM les dé una patada en el culo, las
mujeres se perfeccionarán rápidamente.
Cuando dé por el culo al sistema, saquee, separe parejas, destruya y
asesine, SCUM GANARÁ RECLUTAS. Ese será el papel de su núcleo de elite
reclutadoras; el cuerpo minoritario; el líder de las actividades (las
enculadoras, saqueadoras y destructoras) y el de la elite de la elite: las
asesinas.
La solución ya no es dejar que todo se derrumbe y vivir al margen. Dar
por el culo al sistema, sí. La mayoría de las mujeres ya viven marginadas:
nunca estuvieron integradas. Vivir al margen es dejar el campo libre a quienes
se aprovecharán de él; marginarse es hacer justo lo que quieren que hagamos los
líderes establecidos; es hacerle el juego al poder, al enemigo; fortalecer el
sistema en vez de minarlo, ya que está absolutamente basado en la inactividad,
en la pasividad, en la apatía y en la retracción de la masa de las mujeres. Sin
embargo, desaparecer es una solución excelente para los hombres, y SCUM, con
entusiasmo, le dará empuje.
Buscar en uno mismo la salvación, contemplarse el ombligo, no es la
solución, como nos quieren hacer creer quienes se largan a Katmandu. La
felicidad se halla afuera de uno mismo, y se logra solamente por medio de las
relaciones con los demás. Nuestro objetivo debería ser el olvido del propio yo,
no la autocontemplación. El hombre, sólo capaz de esto último, convierte una
falta fundamental en una virtud y otorga a la autocontemplación la categoría no
solamente de bien sino de Bien Filosófico, y así hace que parezca profundo.
A SCUM de nada le sirven las banderas, los desfiles o las huelgas para
alcanzar sus fines. Tácticas semejantes son útiles solamente para las señoras
amables y educadas que escrupulosamente llevan a cabo tales acciones porque
poseen la garantía de su inutilidad. Además, sólo las mujeres-machos decentes y
con una vida limpia, altamente entrenadas en sumergirse a sí mismas en la
especie, se confunden con la masa y la muchedumbre. SCUM está constituido por
individuos; SCUM no es una muchedumbre.
Las acciones de SCUM serán llevadas a cabo por el número de personas
estrictamente necesario. SCUM, además, egoísta, fría de cabeza, no expondrá
tontamente su cabeza a las porras de los policías: eso es para las señoras de
clase media, privilegiadas y educadas, que sienten gran estima por Papá y por
el policía y manifiestan una fe ciega en la bondad intrínseca. Si SCUM
realizara alguna vez una manifestación, marcharía sobre la cara estúpida y
repugnante de Lyndon Johnson; si SCUM alguna vez va a la huelga, plantará
largos cuchillos en la noche, no piquetes.
Las actividades de SCUM serán criminales no por simple desobediencia
civil, por violar abiertamente la ley, sino para ir a la cárcel, para llamar la
atención sobre la injusticia. Semejante táctica entra en el sentido del sistema
y sólo sirve para apenas modificarlo, para cambiar ciertas leyes específicas.
SCUM está en contra de todo el sistema, contra la idea misma de la ley y de
gobierno. SCUM nace para destruir el sistema, no para lograr ciertos derechos
dentro de él. Además SCUM —siempre egoísta, siempre fría— siempre evitará la
detención y el castigo. SCUM actuará furtiva, sibilina, calmadamente (aunque a
las asesinas SCUM siempre se las reconocerá).
SCUM continuará destruyendo, saqueando, desorganizando y matando hasta
que el sistema laboral-monetario cese de existir y se establezca la
automatización total, o hasta que las mujeres necesarias cooperen con SCUM para
alcanzar sus objetivos sin recurrir a la violencia, es decir, hasta que
suficientes mujeres no trabajen o abandonen sus puestos de trabajo, comiencen a
saquear, abandonen a los hombres y se nieguen a obedecer todas las leyes
impropias de una sociedad verdaderamente civilizada. Muchas mujeres engrosarán
las filas, pero habrá muchas otras, que hace tiempo se han rendido al enemigo,
que están tan adaptadas a la condición animal, al machismo, (adoran las
restricciones y las represiones, no saben qué hacer con la libertad) que siguen
siendo aduladoras serviles y lameculos, así como los campesinos que cosechan
arroz siguen siendo campesinos que cosechan arroz cuando un régimen derriba a
otro. Unas pocas de las más veletas lloriquearán, se enfurruñarán y arrojarán
sus juguetes y trapos de cocina al suelo, pero SCUM, su apisonadora, pasará,
imperturbable, sobre ellas.
Lograr una sociedad completamente automatizada es simple y rápido, en
cuanto la demanda es pública. Los proyectos detallados para su creación ya
existen, millones de personas trabajan en su realización. El logro apenas
llevará algunas semanas, aún suprimido el sistema monetario, todos se sentirán
felices de colaborar en la construcción de una sociedad automatizada. Señalará
el principio de una era nueva y fantástica y el trabajo se realizará en medio
de una atmósfera de fiesta.
La supresión del dinero y la institución completa de la automatización
son objetivos básicos para todas las otras reformas de SCUM; sin ellas, las
demás resultarían imposibles; con ellas, se producirán rápidamente. El gobierno
caerá automáticamente. Por medio de la automatización completa, cada mujer
tendrá la posibilidad de votar directamente por medio de una máquina de votar
electrónica instalada en su casa. Como el gobierno está casi totalmente ocupado
en la regulación de la economía y en legislar contra asuntos estrictamente
privados, la supresión del dinero y, con él, la de los machos empeñados en
legislar la moral, significará que no habrá prácticamente nada que votar.
Una vez desmanteladas las finanzas, ya no será necesario matar a los
hombres, se les arrancará el único poder que tienen sobre las mujeres
psicológicamente independientes. Podrán imponerse solamente con las lameculos,
a quienes les gusta que alguien las someta. El resto de las mujeres se ocupará
en intentar resolver los pocos problemas que queden por solucionar antes de
centrarse en la cuestión de la eternidad y de la Utopía. Se renovará
completamente la enseñanza, y millones de mujeres podrán, en pocos meses
realizar trabajos de alto nivel intelectual que en la actualidad requieren años
de aprendizaje (puede lograrse con facilidad pues nuestro objetivo educacional es
educar y no perpetuar una minoría académica e intelectual). Resolverán los
problemas de la enfermedad, la vejez, y la muerte y rediseñarán totalmente
nuestras ciudades y el hábitat. Muchas mujeres, durante un tiempo, seguirán
pensando que los hombres les interesan, pero en cuanto se acostumbren a la
sociedad de mujeres y se concentren en la realización de sus proyectos, se
darán cuenta de la total inutilidad y banalidad del macho.
Antes de que se instituya la automatización, antes de que los hombres
sean reemplazados por las máquinas, el hombre debe ser útil a la mujer. Deberán
recibir sus órdenes, satisfacer sus más mínimos caprichos, obedecer cualquiera
de sus exigencias, adoptar una actitud de perfecta obediencia a su voluntad, en
lugar de esta situación perversa y degenerada de los hombres de hoy, quienes no
solamente existen, ensuciando el mundo
con su ignominiosa presencia, sino que se dejan lamer el culo por la masa de
mujeres que se posternan ante ellos, los millones de mujeres que adoran
piadosamente al Becerro de Oro. El perro conduce al amo, cuando en realidad, de
no ser un marica travesti, lo más aceptable para el hombre es postrarse delante
de la mujer, como un esclavo. Los hombres racionales desean ser aplastados,
pisoteados, exterminados y masticados, tratados como lo que son, perros
mugrientos, y confirmar así su ser repulsivo.
Los hombres irracionales, los enfermos, los que intentan defenderse
contra su repugnancia, al ver a las SCUM CARGAR SOBRE ELLOS, aullarán aterrados
y se aferrarán a la Gran Mamá de las Grandes Tetas, pero las Tetas no les
protegerán contra la arremetida de las SCUM; la Gran Mamá se aferrará al Gran
Padre, quien, en un rincón, se cagará en sus dinámicos calzoncillos. Sin
embargo, los hombres racionales, no patearán ni pelearán ni armarán una
lamentable pataleta; se quedarán mansamente sentados, relajados, gozando del
espectáculo, dejándose llevar por las olas hasta su fatal extinción.»
*S.C.U.M.: Society for Cutting Up Men:
Organización para el Exterminio del Hombre.
[El texto pertenece a la
edición en español de Editorial Perfil Libros, 2009, en traducción de Ana María
Becciu, ISBN 950-639-108-4.]
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