miércoles, 29 de octubre de 2014

Bhagavad-Gita (¿siglo VI a.C.?)



Capítulo XIV
 
"Cuando el alma ha dominado estas tres cualidades (la bondad, la maldad, la indiferencia), que nacen con el cuerpo, quedando ya libre de renacimiento, muerte, vejez y dolores, disfruta de la inmortalidad.
  Arjuna preguntó:
  -¿Qué señales distinguen, oh poderoso, al hombre que ha llegado a dominar estas tres cualidades? ¿Qué ha de practicar y cómo ha de proceder para sobreponerse a ellas?
  El muy venerable contestó:
  -Aquél que ni odia el esplendor, ni la actividad, ni la fatuidad, oh hijo de Pandu, cuando ellas están en ejercicio, ni las ama, cuando en reposo; que, permaneciendo como si fuera extraño, no es conmovido por ellas; que, pensando que las cualidades están en acto, permanece firme y no vacila, manteniéndose resuelto en el placer y el dolor, siendo continente, estimando por igual un pedazo de barro que una piedra y una pieza de oro, y que, apreciando lo mismo al amigo que al enemigo, es constante, recibe lo mismo el elogio que el ultraje, el honor que el desprecio, es el mismo para su aliado que para su enemigo y está exento de interés en todas sus empresas, es el que se ha sobrepuesto a las cualidades".
 

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