domingo, 4 de agosto de 2024

Tenga usted éxito en su muerte. Anti-método para vivir.- Fabrice Hadjadj (1971)

 

5.- La muerte de Dios. Sobre la culpa de Adán, el sacrificio de Cristo y el nihilismo.
La expresión "muerte de Dios"

  «Es fácil de decir, pero es de las más difíciles de pensar. No sólo por las dos nociones abisales implicadas, sino también por la relación que se establece entre ellas. El genitivo empleado puede ser subjetivo u objetivo. "La muerte de Dios" puede designar la muerte, por una parte, en tanto que proviene de Dios, y por otra parte, en tanto que ella le afecta. En cuanto a que la muerte proviene de Dios, la expresión se puede entender de dos maneras: como castigo o como gracia. La primera manera concierne a todo hombre, en la medida en que muere a consecuencia del pecado original; la segunda concierne al santo o mártir, que muere en Dios. En cuanto que la muerte afecta a Dios, también eso se puede entender de dos maneras: como acontecimiento de la Revelación o como afirmación del ateísmo. La primera remite al artículo de la fe cristiana según el cual Jesús, el Hijo de Dios, Dios hecho hombre, "padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado". La segunda, el artículo de la fe nihilista o nietzscheana según la cual "Dios ha muerto", es decir, que nadie puede ya creer en él y que esta muerte es "el más importante de los últimos acontecimientos" que proyecta su "sombra sobre Europa" (1). Este capítulo se esfuerza en mostrar los lazos entre esas diversas significaciones. Unos lazos que no son simples yuxtaposiciones, sino implicaciones mutuas.
 Cada una de esas significaciones invita a "fijar algunos vértigos" (a): 
 1º) si Dios es bueno, ¿cómo puede provenir de él la muerte? El Génesis se hace eco de la maldición divina: "Al polvo volverás" y, al mismo tiempo, el autor sagrado recuerda que "Dios no creó la muerte" (Sb 1, 13). Por lo demás, ¿por qué la Biblia, aun afirmando la esperanza en la resurrección, contiene también el grito desesperado: "Los que descienden a la fosa no te alaban"?
 2º) ¿Cómo puede ser una gracia para el justo la pena de muerte? ¿No es más bien una crueldad? ¿Cómo comprender en este contexto la muerte prematura de los niños pequeños? ¿Cómo comprender el sentido de un genocidio? ¿No es una llaga abierta que ninguna fe puede curar? Pero ¿abolir toda fe no es matar la humanidad y el espíritu de infancia?
 3º) Puesto que Dios es trascendente e inmutable, ¿qué sentido tiene ese escándalo evangélico según el cual se ha hecho mortal para ser llevado al suplicio como un blasfemo? Porque, en todas las misas, tras la consagración, los fieles cristianos se atreven a decir: "Anunciamos tu muerte, Señor..." Y trazan sobre sus cuerpos la imagen de un instrumento de suplicio, como el judío se envuelve en su talit que simboliza el Nombre de Dios (b). ¿Qué extraña locura es ésta?
 4º) Si Dios no existe y nunca ha existido, ¿cómo hablar de su muerte, si sólo se puede hablar de la muerte de un viviente? Si se admite que Dios ha vivido, no se entiende cómo iba a poder dejar de vivir. Si con nuestra expresión sólo se pretendiera designar la muerte de la "noción" de Dios, y no la de Dios mismo, sólo se conseguiría subrayar su vitalidad, puesto que estamos obligados a rebelarnos contra su influencia.
 El problema del ateo, lo mismo que el del agnóstico, es que sus denominaciones comienzan por un prefijo privativo. Lo que hay de positivo en esos nombres es que siguen conteniendo a Dios, o el conocimiento que se puede tener de él, y así, a su pesar, siguen conteniendo una indesarraigable relación con el misterio. Una escapatoria consistiría en no caer en la trampa excesivamente teológica del ateísmo y apelar en su lugar al "hombre nuevo" o al "superhombre". Pero esas expresiones siguen encerrando, a través de las nociones de novedad radical o de superación de la humanidad antigua, una referencia a lo divino.»

 (1)Nietzsche, La gaya ciencia, § 343
 (a) El original francés dice "fixer des vertiges". Fixer des vertiges es el título de un libro de Michel Onfray construido a base de comentarios sobre fotografías de Willy Ronis. Onfray es un conocido autor francés de best-sellers de contenido hedonista y anticatólico, como el muy difundido y traducido al español Tratado de ateología. Tanto Onfray como su alegato a favor del ateísmo aparecerán citados más adelante por Hadjadj. Muy probablemente, Onfray toma la expresión "fixer des vertiges" de unos versos de Rimbaud. En efecto, en el último verso del poema "Alchimie du verbe" se puede leer: Ce fut d'abord une étude. J'écrivais des silences, des nuits, je notais l'inexprimable. Je fixais des vertiges ("Primero fue estudio. Yo escribía silencios, noches, anotaba lo inefable. Fijaba vértigos"). El poema forma parte del libro Une saison en enfer ("Una temporada en el infierno"), colección de poemas en prosa escrita en 1873, tras una gran crisis en la vida de Rimbaud. Es una acusación contra la vida occidental y sus valores. [N. del Tr.]
 (b) El talit es una especie de chal que usan los judíos para cubrirse durante la oración. [N. del Tr.]

 [El texto pertenece a la edición en español de Editorial Nuevo Inicio, 2011, en traducción de Sebastián Montiel, pp. 261-264. ISBN: 978-84-937488-8-3.]

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